ISSN-e: 2542-3401
Período: octubreŰdiciembre, 2025
Universidad, Ciencia y Tecnología
Vol. 29, Núm. 129 (pp. 136Ű145)
Artículo de investigación https://doi.org/10.47460/uct.v29i129.1018
Etimología del topónimo Huancavelica mediante una aproximación
histórica y simbólica
Raúl Eleazar Arias-Sánchez*
https://orcid.org/0000-0003-4604-9507
eleazar.arias@unh.edu.pe
Universidad Nacional de Huancavelica
Huancavelica, Perú
Walter Mayhua-Matamoros
https://orcid.org/0009-0006-5673-219X
walter.mayhua@unh.edu.pe
Universidad Nacional de Huancavelica
Huancavelica, Perú
Braulio Melchor-Acevedo
https://orcid.org/0000-0002-4098-3860
braulio.melchor@unh.edu.pe
Universidad Nacional de Huancavelica
Huancavelica, Perú
Ronald Condori-Crisóstomo
https://orcid.org/0009-0008-9348-9410
ronald.condori@unh.edu.pe
Universidad Nacional de Huancavelica
Huancavelica, Perú
*Autor de correspondencia: eleazar.arias@unh.edu.pe
Recibido (02/07/2025), Aceptado (15/10/2025)
Resumen. Este estudio examina la etimología del topónimo Huancavelica mediante una aproximación
histórica y simbólica sustentada en análisis documental y comparación lingüística. El objetivo fue iden-
tiĄcar el origen morfológico del término y su carga conceptual dentro de la cosmovisión andina. A
partir del examen fonológico de fuentes coloniales y registros indígenas se determinó que Huancavelica
deriva del compuesto quechuaŰaimara Wanka Willka, cuya estructura reĄere a una Şpiedra sagradaŤ
o Şroca solarŤ. El contraste entre variantes tempranas permitió reconocer procesos de castellanización
aplicados por escribanos del siglo XVI, como la representación de /w/ mediante hu o gu y la reducción
de /llk/ a lc. Los resultados muestran que los lexemas wanka y willka articulan un campo semántico
panandino vinculado con sacralidad territorial, genealogía y agencia espiritual del paisaje. Se concluye
que Huancavelica constituye un marcador simbólico persistente, cuyo signiĄcado trasciende una desig-
nación geográĄca y conserva un sistema ancestral de creencias donde piedra, sol, linaje y territorio se
integran en la identidad andina.
Palabras clave: Huancavelica, etimología lingüística, lenguas indígenas.
Etymology of the Toponym Huancavelica through a Historical and Symbolic
Approach
Abstract. This study examines the etymology of the toponym Huancavelica through a historical and
symbolic approach based on documentary analysis and linguistic comparison. The objective was to
identify the morphological origin of the term and its conceptual load within the Andean worldview.
From the phonological examination of colonial sources and indigenous records, it was determined that
Huancavelica derives from the QuechuaŰAymara compound Wanka Willka, whose structure refers to a
Şsacred stoneŤ or Şsolar rock.Ť The contrast among early variants made it possible to identify processes
of Castilianization applied by sixteenth-century scribes, such as the representation of /w/ by hu or
gu and the reduction of /llk/ to lc. The results show that the lexemes wanka and willka articulate
a pan-Andean semantic Ąeld associated with territorial sacrality, genealogy, and the spiritual agency
of the landscape. It is concluded that Huancavelica constitutes a persistent symbolic marker whose
meaning transcends a mere geographical designation and preserves an ancestral belief system in which
stone, sun, lineage, and territory are integrated into Andean identity.
Keywords: Huancavelica, linguistic etymology, indigenous languages.
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I. INTRODUCCIÓN
El territorio puede comprenderse como un archivo vivo cargado de memoria, donde convergen capas
históricas, culturales y experienciales construidas colectivamente a lo largo del tiempo. Desde los
enfoques etnohistóricos, esta dimensión se ha interpretado como un espacio articulador de narrativas,
dispositivos rituales y estructuras simbólicas [
1], [2], [3]; mientras que desde la antropología del paisaje
se reconoce su capacidad para modelar identidades, prácticas y formas de apropiación signiĄcante del
entorno [
4], [5]. En este marco, la toponimia emerge como un mecanismo fundamental de transmisión
cultural, pues no solo designa lugares, sino que conserva cosmologías, mitologías locales y vínculos
rituales que permiten a las comunidades sostener continuidad identitaria aun frente a procesos de
transformación sociopolítica o globalización acelerada [
6].
El caso de Huancavelica es especialmente ilustrativo de esta dinámica simbólica. La coexistencia
entre antiguas estructuras rituales vinculadas al culto prehispánico a huacas [
7], a wankas o piedras
sagradas [
8], así como a entidades tutelares asociadas al paisaje [9], y la posterior explotación colonial
del mercurio en la mina de Santa Bárbara, generó tensiones entre los usos rituales y los usos extractivos
del territorio. Esta superposición no eliminó los signiĄcados originarios asignados al espacio, sino que
más bien reconĄguró las relaciones territoriales, dejando marcas materiales y simbólicas visibles hasta
el presente.
En este sentido, la persistencia de la raíz wanka en la memoria colectiva [
10], en la toponimia
local y en los relatos orales que circulan intergeneracionalmente [
11], evidencia una notable capacidad
de resiliencia simbólica. Los nombres funcionan como anclas identitarias que resguardan genealogías
territoriales al tiempo que reactivan memorias de resistencia, permitiendo a los habitantes reinterpretar
el pasado dentro de sus marcos culturales contemporáneos [
12]. Así, el territorio no solo registra lo
ocurrido, sino que opera como un repositorio activo donde las comunidades negocian sentidos, reaĄrman
pertenencias históricas y reconstruyen las bases simbólicas de su presente.
En este contexto, el presente estudio tuvo como propósito restituir el valor lingüístico, histórico y
simbólico del topónimo Huancavelica mediante una revisión comparativa de sus raíces en el quechua y
el aimara. Desde esta perspectiva, no solo se busca proponer una aproximación rigurosa a su etimología,
sino también comprender su signiĄcado cultural más profundo, en tanto constituye un testimonio de
una visión del mundo donde el lenguaje, la geografía y la espiritualidad conĄguran un ecosistema social
y natural inseparable. Para ello se planteó un examen comparativo entre registros coloniales, fuentes
lingüísticas indígenas y evidencias fonológicas documentadas, que permitiera rastrear las transforma-
ciones del término desde sus variantes tempranas hasta su forma castellanizada actual. Desde esta
perspectiva, el objetivo central consistió en demostrar cómo los lexemas wanka y willka (asociados a
nociones de sacralidad territorial, Ąliación y agencia espiritual del paisaje) conĄguran un campo semán-
tico panandino que permanece activo en la memoria cultural, revelando que Huancavelica no opera
únicamente como un nombre geográĄco, sino como un marcador simbólico persistente de identidad y
continuidad ritual [
1], [2].
II. MARCO TEÓRICO
La región de Huancavelica (Perú) ha sido un espacio de interés sostenido y ha motivado múltiples
interpretaciones sobre su signiĄcado, origen y valor multidimensional dentro de la historicidad andina [
1]Ű
[
5]. En cuanto a las primeras referencias escritas del topónimo, estas aparecen en documentos del siglo
XVI, en el marco de la expansión de la invasión española en los Andes centrales. En dichos registros
tempranos (Tabla 1) se identiĄcan variantes como Guancavelica, Guanca Vilca, Guanca Velica o Huanca
Velica, lo que reĆeja la ausencia de una norma ortográĄca estable para representar los sonidos propios
de las lenguas andinas.
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Tabla 1. Variantes del topónimo Huancavelica.
Autor / Función Periodo de
actividad
Variante
registrada
del topónimo
Contexto de
registro
Observaciones
lingüísticas y
culturales
Felipe Guamán
Poma de Ayala [
13]
Cronista indígena,
traductor y testigo
de la
administración
colonial.
ca. 1580Ű1615 Huanca Vilca,
Guancavilca
Primera Nueva
Crónica y Buen
Gobierno;
descripciones
etnográĄcas.
/w/ hu; /llk/ lc;
variabilidad residual.
Juan Pérez de
Gamboa [
14]
Corregidor y
visitador de
Huancavelica.
1587 Guanca Velica Relación, Visita e
Instrucción sobre
minas de azogue.
/w/ gu; /llk/ lc.
Pedro Arteaga
Mendiola [
15]
Oidor y visitador
de minas.
1588 Guancavelica Informes judiciales y
económicos sobre la
producción minera.
/w/ gu; /llk/ lc;
consolidación.
Esta variabilidad no fue fortuita, sino resultado del esfuerzo colonial por adaptar los fonemas
quechuas y aimaras a la ortografía castellana vigente. Durante este proceso, los escribanos recur-
rieron sistemáticamente a grafías como hu o gu para representar el sonido /w/, fenómeno ampliamente
documentado en los registros toponímicos andinos desde el siglo XVI [
16]. Tales ajustes respondieron
a las diĄcultades que enfrentaron los misioneros en el Tercer Concilio de Lima, donde se intentó nor-
malizar la escritura de lenguas indígenas cuyas estructuras fonológicas carecían de equivalentes precisos
en el sistema gráĄco hispano [
17].
En este contexto, el lexema Wanka fue consignado como Huanca o Guanca y aso ciado a signiĄcados
como Şpiedra sagradaŤ o Şmonolito ritualŤ, categoría vinculada a las huancas, piedras levantadas como
marcadores territoriales, de linaje y culto ancestral [18]. Asimismo, el término Willka apareció registrado
bajo variantes como Vilca o Velica, con un campo semántico que abarca nociones de ŞsagradoŤ, ŞsolarŤ,
ŞdescendenciaŤ e incluso atributos medicinales, todos ellos cargados de alta densidad simbólica en la
cosmovisión andina [
19].
Tabla 2. ConĄguración posible del nombre.
N.º Traducción posible Sentido cultural
1 Piedra sagrada Traducción literal más común; alude a un objeto ritual.
2 Roca del Sol Lectura solar; vínculo con el culto al Inti.
3 Piedra del dios Sol Expansión interpretativa con connotación teogónica.
4 Peija sagrada Variante léxica quechua peija como formación natural venerada.
5 Piedra divina Destaca la sacralidad del objeto.
6 Ídolo solar Interpretación antropológica del objeto como representación del Sol.
7 Santuario de la piedra Lectura metafórica (lugar o culto).
8 Piedra venerada Traducción libre, enfatiza la práctica ritual.
9 Piedra de los ancestros
sagrados
Interpretación etnohistórica (linaje willka = ancestro divino).
10 Roca sagrada del linaje Sentido genealógico, usado en contextos de origen mítico.
11 Piedra solar Traducción poética y condensada.
12 Monolito sagrado Adaptación arqueológica (wanka como monumento pétreo).
13 Lugar sagrado de piedra Lectura toponímica (referida al espacio).
14 Piedra del fuego solar Traducción simbólica Ů combinación de Sol, calor y sacralidad.
15 Piedra del Sol divino Expansión teológica andina.
Estas transformaciones gráĄcas generaron confusiones etimológicas persistentes en la historiografía
regional, ocultando el trasfondo ritual del topónimo (Tabla
2). Desde una lectura simbólica, Huan-
cavelica no constituye una simple denominación administrativa, sino una construcción lingüística que
condensa la sacralidad del espacio, los vínculos con la agencia espiritual del paisaje y la permanencia
de sistemas de culto indígena [
20]. En su forma original, Wanka Willka puede traducirse como Şpiedra
sagradaŤ o Şroca solarŤ, evocando la presencia de un centro ritual o entidad tutelar (apu) cuya memoria
sigue activa en la identidad territorial contemporánea.
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III. METODOLOGÍA
El estudio adoptó un enfoque cualitativoŰdescriptivo, sustentado en los principios de la lingüís-
tica histórica comparada, y orientado a esclarecer la etimología del topónimo Huancavelica mediante
un análisis estructural, semántico y cultural de sus componente s en quechua y aimara. Para esto se
empleó un diseño documental mediante el cual se integraron la comparación de fuentes escritas colo-
niales, vocabularios lexicográĄcos e investigaciones contemporáneas, con el propósito de reconstruir los
signiĄcados históricos y culturales asociados al término.
Las técnicas de análisis empleadas fueron:
El análisis fonológico, que consistió en la identiĄcación de correspondencias /w/ hu/gu y /llk/
lc en la castellanización colonial.
El análisis morfológico, que consistió en la descomposición del topónimo en sus lexemas consti-
tutivos (wanka + willka).
El análisis semánticoŰcomparativo, que estuvo centrado en evaluar el contraste de signiĄcados
en quechua y aimara.
La interpretación etnoŰsemántica, que evaluó la correlación entre la estructura lingüística y la
noción de sacralidad territorial andina.
En este sentido, la investigación se desarrolló en cuatro fases descritas en la Figura
1.
Fig. 1. Fases de la investigación.
Las fases especíĄcas del estudio fueron las siguientes:
Fase 1: Se realizó una recopilación documental que consistió en la búsqueda, selección y revisión
crítica de fuentes coloniales, lingüísticas y etnográĄcas que registran variantes del topónimo.
Fase 2: Se efectuó el análisis léxicoŰcomparativo, que consistió en el estudio de los lexemas
constitutivos wanka (piedra) y willka (sagrado, solar, ancestral, etc.) en quechua y aimara.
Fase 3: Se llevó a cabo la reconstrucción etimológica, entendida como el proceso de restitución
fonológica y morfológica del término original Wanka Willka y su transformación en Huancavelica
por castellanización.
Fase 4: Se aplicó la interpretación cultural según la cosmovisión andina, integrando el análisis
lingüístico con los principios de sacralidad vinculados a las piedras rituales (wankas) y a las
entidades solares (willkas).
IV. RESULTADOS
A. Análisis morfológico
Se pudo veriĄcar que la forma actual Huancavelica es el resultado de un complejo proceso de
transformación fonética y morfológica a partir del compuesto indígena Wanka Willka, cuyas raíces
son compartidas por el quechua y el aimara (Tabla
3). Este origen común evidencia una profunda
convergencia léxica dentro de la macrofamilia lingüística andina.
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Tabla 3. Análisis morfológico.
Componente Raíz original Lengua SigniĄcado
Huanca / Wanka wanka Quechua / Aimara Piedra sagrada, monolito, roca
venerada, símbolo de permanencia y
culto local.
Vilca / Willka willka Quechua / Aimara Sagrado, divino, nieto del Sol, o
planta medicinal, asociado a linaje y
sacralidad.
Los resultados permiten aĄrmar que, desde un punto de vista morfológico, la estructura Wanka
Willka corresponde a una composición nominal atributiva en la que el primer elemento (wanka) funciona
como sustantivo nuclear (Şpiedra sagradaŤ) y el segundo (willka) como adjetivo caliĄcativo (ŞdivinaŤ
o ŞsolarŤ). De esta combinación emerge la noción de Şpiedra divinaŤ o Şroca del SolŤ. Este tipo de
estructura es frecuente en la toponimia andina, donde los nombres condensan signiĄcados cosmológicos
asociados a huacas y a otros espacios de poder.
B. Evolución fonética y procesos de castellanización
La investigación reveló que durante el proceso de colonización y transcripción al castellano, el topónimo
experimentó diversas adaptaciones ortográĄcas y fonéticas que responden a las limitaciones del sistema
fonológico castellano para representar sonidos andinos hasta el día de hoy. Entre los principales pro cesos
identiĄcados se encuentran los siguientes:
1. Aspiración labial /w/ hu / gu
Ejemplo: Wanka Huanca / Guanca.
Este cambio reĆeja la tendencia del castellano colonial a representar la semiconsonante [w] mediante
las grafías hu o gu, según la vocal siguiente.
2. Palatalización /llk/ lc / lic / lica
Ejemplo: Willka Vilca / Velica / Vellica.
El grupo consonántico llk no existía en castellano, por lo que fue adaptado a secuencias familiares,
generando variantes fonéticas intermedias.
Bajo esta premisa, se propone que la forma original Wanka Willka evolucionó progresivamente hacia
las variantes Guanca Vilca, Guanca Velica y, Ąnalmente, Huancavelica. Esta última se consolidó como
denominación moderna durante el siglo XVII. Pese a las transformaciones coloniales, el término con-
serva una semántica profundamente ritual, vinculada a un espacio consagrado a una piedra sagrada de
carácter solar, emblema de ancestralidad y culto territorial. En términos simbólicos, esta conĄguración
expresa la estrecha relación entre territorio, divinidad y memoria colectiva, elementos constitutivos de
la cosmovisión andina.
C. Correspondencias semánticas
Las correspondencias semánticas entre el quechua y el aimara permiten establecer un marco compar-
ativo relevante para la interpretación del topónimo Huancavelica, pues en ambos sistemas lingüísticos
las raíces wanka y willka poseen una profunda carga simbólica vinculada al orden sagrado, al cosmos
y a la organización social del mundo andino. En el quechua, el término wanka designa una piedra
erguida o monolito, generalmente considerado un espacio sagrado y una materialización de los apus,
deidades tutelares asociadas a los cerros. Desde esta premisa, su uso es ampliamente recurrente en la
toponimia de los Andes centrales, donde wanka remite a hitos rituales y territoriales que señalan puntos
de conexión entre lo humano y lo divino.
Por su parte, en el aimara, la raíz willka presenta una polisemia signiĄcativa:
a. Designa al Sol y, por extensión, a todo lo divino o sagrado.
b. Denota también la descendencia solar, ya que willka signiĄca nieto o descendiente del Sol,
expresión de una genealogía mítica que legitima el linaje y la jerarquía.
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Ahora bien, la investigación señala que willka también designa a un árbol conocido como vilca
(Anadenanthera colubrina), de hojas pequeñas similares a las del duraznero, que produce Ćores amar-
illas y semillas de cáscara oscura y sabor amargo, reconocidas por sus propiedades laxantes. En la
medicina tradicional andina, sus hojas se emplean en infusiones para tratar afecciones oculares (como
la conjuntivitis) y problemas de fertilidad femenina; asimismo, los granos tostados y molidos se utilizan
como abortivo en los primeros meses de gestación. La resina del tronco se ingiere para aliviar disenterías
y diarreas, mientras que la corteza del árbol se aprovecha para curtir cueros.
Desde una perspectiva lingüística, willka no solo remite a esta planta medicinal, sino que posee
también otros signiĄcados en el plano semántico, los cuales varían según el contexto cultural y la
comunidad lingüística que lo emplea. Por otra parte, Huancavilca es también el nombre de un pueblo
costero del Ecuador precolombino, reconocido por su dominio marítimo, su compleja organización
sociopolítica y su resistencia militar. Aunque los Huancavilcas del litoral ecuatoriano no mantienen
relación histórica ni cultural directa con la región altoandina de Perú, la coincidencia fonética entre
ambos nombres podría inducir a confusiones superĄciales.
El análisis lingüístico muestra que Huancavilca pertenece al ámbito cultural costeño ecuatorial
y se asocia a identidades marítimas, cac icazgos descentralizados y prácticas orientadas al comercio
oceánico. En contraste, Huancavelica pose e una etimología enteramente andina (quechua o quechuaŰ
aimara) vinculada a wanka (piedra sagrada, ídolo, monolito) y willka/velica (sagrado, luminoso, solar),
en estrecha relación con su geografía minera y su tradición ritual. En este sentido, la similitud sonora
entre ambos nombres responde únicamante a procesos de castellanización de voces indígenas y refuerza
la importancia de contextualizar cada top ónim o dentro de su propio marco lingüístico, ecológico y
cultural.
La investigación reveló que, si bien no existe evidencia de un contacto directo entre los Huancavilcas
del litoral ecuatoriano y la región de Huancavelica, se ha documentado un sistema de intercambio
interregional a través del cual bienes emblemáticos de la costa norte (como la concha Spondylus)
llegaron a los Andes centrales. Este Ćujo comercial articuló redes simbólicas compartidas en torno a la
fertilidad, el agua y el poder ritual. En este sentido, aunque Huancavelica posee un origen lingüístico
estrictamente andino, formó parte de una macroesfera ceremonial panandina que integró elementos
marítimos procedentes del PacíĄco ecuatorial y favoreció la circulación de iconografías, bienes rituales
y signiĄcados sagrados a lo largo del territorio andino.
D. Comparación con otros topónimos andinos
La estructura morfológica [Elemento] + [adjetivo] constituye un patrón en la toponimia andina, así,
este modelo reĆeja la percepción del paisaje a partir de categorías cosmológicas, en este sentido, los
lugares no son meras entidades geográĄcas, sino seres vivos o entes con agencia espiritual los cuales
están impregnados de atributos divinos que pueden dar vida como también generar caos.
Tabla 4. Comparación de topónimos andinos.
Topónimo Forma original Traducción
aproximada
Interpretación simbólica
Huancayo Wanka-yuq El que posee piedra Territorio vinculado a un
monolito o huaca protectora.
Vilcashuamán Willka Waman Halcón sagrado Representa al ave solar,
símbolo de visión y poder.
Vilcabamba Willka Pampa Llanura sagrada Espacio ritual de ofrendas,
centro espiritual del
Tahuantinsuyo.
Huancavelica Wanka Willka Piedra sagrada o roca
solar
Lugar de consagración pétrea
y vínculo con lo divino.
Esta regularidad muestra que, los morfemas wanka y willka actúan como raíces de sacralidad
territorial, ya que, su presencia en múltiples topónimos a lo largo de la cordillera andina obedece a una
concepción compartida del espacio como paisaje vivo (pacha), en el que cada accidente geográĄco es
una manifestación del orden cósmico, en este sentido, Huancavelica se integra en un sistema semántico
panandino en el cual los nombres sagrados del territorio funcionan como marcadores de identidad y
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memoria ritual, con ello se muestra que, el uso reiterado revela una gramática simbólica del paisaje
que articula tres dimensiones complementarias: Ontológica (el territorio es una entidad viva dotada de
espíritu), genealógica (los nombres expresan linajes divinos o ascendencias solares), ritual (la toponimia
codiĄca la relación entre el culto, la naturaleza y la comunidad).
Por lo tanto, el topónimo Huancavelica no puede entenderse de manera aislada, sino dentro de
un sistema lingüístico y cosmogónico común que conecta piedra, sol y sacralidad con la experiencia
andina del mundo, su etimología, más que una simple curiosidad Ąlológica, constituye un testimonio de
la continuidad simbólica entre lengua, territorio y espiritualidad prehispánica.
E. Interpretación cultural
El top ónimo Huancavelica trasciende su condición de simple denominación geográĄca para convertirse
en una categoría simbólica dentro del universo andino. En este sentido, los nombres de lugar (topón-
imos) no son arbitrarios, sino signos vivos que articulan relaciones entre las personas, el territorio y
las entidades superiores que habitan el paisaje. En el mundo andino, nombrar equivale a consagrar:
cada nombre invoca una presencia, una historia y una función en el equilibrio con la pacha. El término
wanka, presente en topónimos y mitos, designa mucho más que una simple piedra; la wanka es una
entidad dotada de energía vital y reconocida como protectora del ayllu o comunidad. Su condición de
piedra erguida la vincula con el principio de estabilidad y permanencia, funcionando como un punto de
anclaje entre el mundo visible y las fuerzas invisibles del entorno.
De esta manera, la wanka no es un objeto inerte, sino un sujeto relacional, un ser que concentra
poder y memoria. Las wankas fueron objeto de culto, ofrendas y peregrinaciones, representando ance-
stros petriĄcados o guardianes del territorio (Figura 2). Así, los pueblos no solo habitaban un espacio,
sino que convivían con él en una relación de reciprocidad conocida como ayni, ofreciendo co ca, chicha
y otros elementos a las piedras tutelares en señal de respeto y gratitud.
En el caso especíĄco de Huancavelica, estas concepciones adquieren un signiĄcado particular. El
territorio, asociado históricamente a la mina de Santa Bárbara, famosa por el azogue (mercurio),
habría constituido en tiempos prehispánicos un espacio ritual consagrado a una piedra solar o a un
cerro tutelar, reaĄrmando así la integración entre geografía, espiritualidad y memoria colectiva en la
cosmovisión andina.
Fig. 2. La villa rica de Oropesa de Guancabilca [20].
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La riqueza mineral del subsuelo huancavelicano fue reinterpretada en la colonia como fuente de
poder económico, aunque en el pensamiento andino ya era entendida como expresión de energía sagrada
vinculada a la Pachamama y a los apus protectores del paisaje [
16]. Así, la minería colonial no solo
transformó la economía local, sino que reconĄguró un territorio previamente sacralizado, sustituyendo
el culto ancestral a la piedra o al cerro por una lógica extractiva del mineral [
18]. Bajo esta lectura, el
topónimo Huancavelica funciona como símbolo de continuidad y fractura: continuidad, porque su raíz
lingüística (wanka willka) preserva la memoria del culto a lo sagrado; y fractura, porque la colonización
impuso una racionalidad utilitaria que despojó a la piedra de su dimensión espiritual para convertirla en
recurso.
En consecuencia, el valor cultural del nombre radica en su papel como huella ritual, un vestigio
lingüístico que mantiene viva la cosmovisión andina del territorio como ser animado. Comprender su
etimología implica, por tanto, más que reconstruir una forma fonética: supone restituir el sentido
espiritual del espacio, donde piedra, sol, naturaleza y comunidad constituyen un m ismo ecosistema de
identidad, sacralidad y pertenencia [
19].
E. Discusión
Los resultados muestran que el topónimo Huancavelica constituye un caso ejemplar de toponimia
andina al articular dimensiones lingüísticas, históricas y simbólicas que evidencian la persistencia de una
cosmovisión ancestral sobre el territorio. El nombre no opera como una simple etiqueta geográĄca, sino
como una construcción semántica compleja que conserva signiĄcados sagrados pese a los procesos de
castellanización y colonización que marcaron la región.
El análisis morfológico conĄrma que Huancavelica deriva del compuesto original Wanka Willka,
cuya estructura atributiva (sustantivo seguido de caliĄcativo) es típica de lenguas andinas y se observa
en otros topónimos como Vilcabamba o Vilcashuamán. Su transformación fonética (w hu/gu; llk
lc) reĆeja la diĄcultad del castellano para representar sonidos nativos, pero produjo una forma híbrida
que subsiste como huella de contacto cultural [
16]. En términos semánticos, los lexemas wanka y willka
mantienen una fuerte carga simbólica vinculada a la espiritualidad territorial, lo que refuerza la función
ritual del nombre [
18].
Un aporte relevante del estudio es la hipótesis que asocia willka no solo con lo divino, sino tam-
bién con una planta medicinal de importancia ritual; esta lectura amplía el campo interpretativo del
topónimo, sugiriendo una dimensión bioŰsimbólica donde piedra, sol y vegetal conforman un mismo
sistema sagrado. Comparada con otros nombres andinos, esta composición evidencia la existencia de
una gramática simbólica del paisaje, en la cual los topónimos narran la relación entre naturaleza, co-
munidad y entidades tutelares [
19]. En este sentido, el estudio del nombre Huancavelica trasciende la
etimología y se convierte en una vía para comprender la forma en que los pueblos andinos inscribieron
memoria, culto y conocimiento en el territorio.
CONCLUSIONES
El estudio del topónimo Huancavelica revela que los nombres de lugar son más que restos lingüísticos:
son dispositivos de memoria capaces de atravesar siglos y regenerar sentidos culturales. En este caso,
la etimología permitió acceder a una capa profunda del pensamiento andino, donde los lugares no se
nombran para describir, sino para consagrar vínculos espirituales entre comunidad, territorio y entidad
tutelar.
El proceso histórico que transformó Wanka Willka en Huancavelica muestra cómo la colonización
no anuló el signiĄcado originario, sino que lo desplazó a un nivel latente. Ese desdoblamiento, entre
la forma administrativa moderna y el trasfondo sacralizado del nombre, permite comprender que la
identidad territorial no desaparece bajo imposiciones externas, sino que se reconĄgura y persiste en la
lengua, las prácticas y los imaginarios locales.
Asimismo, este trabajo invita a repensar la toponimia como un campo de interpretación cultural
más que como mero repertorio clasiĄcatorio. El caso analizado sugiere que los nombres funcionan como
narrativas comprimidas donde conĆuyen cosmología, historia y Ąliación; reconocerlo devuelve agencia
al territorio y evidencia que las comunidades andinas continúan leyendo el espacio como un ser vivo
con el cual se establece una relación recíproca.
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Período: octubreŰdiciembre, 2025
Universidad, Ciencia y Tecnología
Vol. 29, Núm. 129 (pp. 136Ű145)
La investigación abre una oportunidad metodológica: estudiar los topónimos no solo para reconstruir
formas lingüísticas, sino para reactivar sentidos, desenterrar creencias y mostrar cómo la espiritualidad
territorial sigue operando en la conĄguración de identidades contemporáneas. En este sentido, Huan-
cavelica no es simplemente un nombre, sino una puerta hacia un modo de comprender el mundo donde
habla la piedra, habla la luz y habla la memoria que se niega a desaparecer.
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