DOI: 10.47460/uct.v25i110.490
Alteración fisiológica del ciclo menstrual ocasionada por las emociones
y el estrés derivados del distanciamiento social
Serdán Ruiz David Leonardo
drserdanruiz@hotmail.com
Hospital Básico Dr. Eduardo Montenegro
Chillanes, Ecuador
Recibido (15/04/21 ) Aceptado (12/06/21)
Resumen: El objetivo central de este trabajo fue explorar si el estrés o las emociones negativas ocasionadas por el aislamiento social producen alteraciones fisiológicas de la menstruación. Se realizó estudio con mujeres de entre 25 y 45 años de edad. La bibliografía revela importantes hallazgos relacionados con trastornos menstruales producto de situaciones difíciles que pudieran afectar a mujeres en edad reproductiva. Se utilizó un método cuantitativo, exploratorio y descriptivo. Los resultados de la encuesta revelaron que los sujetos de investigación sufrieron angustias por las dificultades económicas, así como por el peligro de enfermar o sus familiares. Sin embargo, no existen evidencias suficientes en cuanto a que debido al distanciamiento social producto de la pandemia por
Palabras Clave: Estrés, emociones, ciclo menstrual, aislamiento social, trastornos menstruales
Physiological alteration of the menstrual cycle caused by emotions and stress derived from social distancing
Abstract: The main objective of this work was to explore whether stress or negative emotions caused by social isolation produce physiological alterations in menstruation. A study was carried out with women between 25 and 45 years of age. The bibliography reveals important findings related to menstrual disorders resulting from difficult situations that could affect women of reproductive age. A quantitative, exploratory anddescriptivemethodwasused.Theresultsofthesurveyrevealedthattheresearchsubjectssuffereddistress due to financial difficulties, as well as the danger of becoming ill or their relatives. However, there is not enough evidence that due to the social distancing product of the
Keywords: Stress, emotions, menstrual cycle, social isolation, menstrual disorders
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Vásquez et al., Alternativas Fisiológica del Ciclo Menstrual Ocasionado por las Emociones
I. INTRODUCCIÓN
Iniciando la segunda década del siglo XXI, producto de la pandemia del
El presente trabajo tiene como objetivo explorar si el estrés o las emociones negativas ocasionadas por el ais- lamiento social producen alteraciones fisiológicas de la menstruación en mujeres de 30 a 45 años de edad. El es- fuerzo central estuvo destinado a realizar una exhausti- va revisión bibliográfica para comprender las categorías estrés, emoción negativa, ciclo menstrual y aislamiento social, para luego verificar cual es el impacto que este último produce en la salud mental y física, o alteracio- nes fisiológicas de las mujeres sometidas al estudio.
Estudiar las causas del estrés y de las emociones (con cierto énfasis en el aislamiento social) es com- prender cómo se producen las alteraciones y trastornos que afectan la producción y liberación de las hormonas implicadas en el ciclo menstrual. Determinar los efec- tos que pudiera ocasionar el distanciamiento social al momento de iniciarse el ciclo menstrual, dado que, du- rante los cinco primeros días de este, algunas mujeres pasan por situaciones de cambios afectivos tales como irritabilidad, cambio de humor, tristeza, dolor abdomi- nal, migrañas. En tal sentido, la exploración del trabajo es indagar si tales efectos se intensifican, o se produce alguna alteración fisiológica de la menstruación como producto del aislamiento o distanciamiento social [7].
Se inicia con una revisión sobre las teorías del estrés y de las emociones, para poder ahondar y diferenciar los trastornos que se producen de acuerdo a estudios de años anteriores.
Selye [8], precursor de la tesis del estrés, así como de las causas y consecuencias de su intensificación, per- mitió a otros autores, como Canon, seguir explicando lo
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que se conoce como “síndrome de Selye”, el cual afecta al individuo en mente y cuerpo.
Durante muchos años los teóricos han seguido acep- tando que las alteraciones que se producen por el estrés, se manifiestan en cambios de conductas en el individuo, al cual se le desequilibra la mente y el cuerpo, llegando al grado de la posibilidad que se produzcan consecuen- cias fatales, incluso ser mortal, llegando a convertirse en un problema de salud pública [9].
La metodología empleada en esta investigación fue desde un paradigma cuantitativo, con un nivel de pro- fundidad exploratorio y descriptivo; contó con un ar- queo documental de las teorías y el estado del arte del tema, para luego aplicar encuesta online a 385 mujeres de 30 a 45 años de edad.
La receptividad de las informantes fue bastante po- sitiva, logrando diversidad de puntos de vista. La res- puesta a la interrogante relativa a las afecciones o alte- raciones fisiológicas de la menstruación, denotaron el escaso conocimiento por parte de las informantes. Esto quizás se debió, de acuerdo a lo afirmado por algunos teóricos, a que muchas personas confunden los sínto- mas del estrés, los cambios de conductas e incluso los síntomas premenstruales.
La investigación se realizó en una época muy estre- sante, lo que probablemente se agudice por causa de la pandemia, pasando de ser personas muy activas a pre- dominar la pasividad, lo que se manifiesta en cambios de hábitos que pudieran crear crisis en los individuos, dadas las nuevas condiciones del entorno. La relevancia de esta investigación estriba en que nos abre una brecha para guiar otras líneas de indagación que permitan pro- fundizar en el tema de los efectos e impactos, las cau- sas y consecuencias de situaciones como el aislamiento social en contexto de pandemia, que alteren fisiológi- camente la mente y el cuerpo humanos, en especial el ciclo menstrual de la mujer. Así mismo alertar respecto a los posibles desequilibrios que se puedan presentar, trastornos psicológicos o fisiológicos.
A la conclusión que se pudo llegar luego de obtener y analizar las repuestas de las mujeres seleccionadas, que no se encuentra evidencias de que el distanciamien- to social se haya traducido en reacciones estresantes y emociones negativas que ocasionaran desequilibrios fi- siológicos en el caso de las mujeres seleccionadas, por lo que no habrían sufrido afectaciones de su ciclo mens- trual. Lo que sí manifestaron fue modificaciones en la hora de la alimentación, del sueño; algunas declararon haber padecido de insomnio, o haber subido de peso al no tener actividades físicas; pero no evidenciaron tras- tornos fisiológicos en su ciclo menstrual.
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II.DESARROLLO
A. Trastornos en ciclo menstrual por agentes es- tresores o cambio de conducta
Para iniciar este estudio definiremos algunos térmi- nos relevantes como lo son el ciclo menstrual, trastor- nos menstruales, el stress y las emociones. De manera tal que nos permita irnos acercando a las posibles cau- sas y consecuencias ocasionadas por el stress conjun- tamente con las emociones, así como la afectación al ciclo menstrual, que además pudiera agudizarse por el distanciamiento social.
B. El ciclo menstrual
El ciclo menstrual femenino está definido como el periodo o intervalo entre dos menstruaciones, en el cual se prepara el útero para un posible embarazo mediante la ovulación Su duración está establecido en promedio en 28 días, pero pudiera durar más o menos días y no siempre presentar una regularidad. Acompaña la vida de la mujer por aproximadamente 35 o 40 años, comen- zando en la pubertad y desapareciendo con la menopau- sia [10].
Gran cantidad de mujeres manifiestan presentar mo- lestias relacionadas al ciclo menstrual, con síntomas físicos y emocionales específicos, que ha sido deno- minado Síndrome Pre Menstrual (SPM por sus siglas). Diversas investigaciones han permitido correlacionar como un paralelismo estacional, los cambios hormona- les respecto a las alteraciones emocionales y conductua- les que se dan en este período.
Los estudios han establecido que el ciclo menstrual femenino tiene al menos dos fases, una folicular, co- rrespondiendo al espacio temporal que va desde día 1 al dia14 y una llamada lútea, que arrancaría el día 15 hasta el día 28. Algunos especialistas identifican una tercera fase, que sería intermedia a la que denominan fase ovulatoria. La duración concebida como normal de la totalidad del ciclo es de 21 a 35 días, obedeciendo a la amplitud de la fase folicular, dado que la otra fase es mucho más constante. La presencia de sangrado gene- ralmente alcanza en promedio entre 2 y7 días, en el cual se eliminan entre 50 y 120 ml de sangre [10]. Datos estos de gran importancia pues su variación está gene- ralmente vinculada con los trastornos menstruales.
C. Trastornos menstruales
Entenderemos por trastornos menstruales aquellas alteraciones relativamente consuetudinarias en los as- pectos normales del ciclo menstrual, con su reflejo en aspectos de salud fisiológica y psicológica de la mujer.
Una primera clasificación de los trastornos mens- truales tomaría como base tanto el ritmo de la mens- truación como la cantidad del sangrado [10]. Así se es- tablecería:
1.Alteraciones del Ritmo: cuando se presenta una variación de la duración del ciclo muy por debajo o muy por arriba de los valores normales
2.Alteraciones de Cantidad: Cuando el volumen de sangrado está muy por debajo o muy por encima de los valores normales.
Los principales trastornos identificados por la litera- tura especializada son [11]:
•Amenorrea: Ausencia de período menstrual
•Dismenorrea: cólicos menstruales o menstruacio- nes dolorosas
•Hipomenorrea: Periodos menstruales excepcional- mente breves y escasos
•Menometrorragia: sangrado abundante la mens- truación y muy frecuente e irregular entre ciclos.
•Menorragia: Periodos menstruales excepcional- mente largos y/o copiosos
•Metroragia: Sangrado que ocurre con frecuencia y de manera irregular entre periodos.
•Oligomenorrea: Periodos menstruales de frecuen- cia excepcionalmente baja
•Sangrado posmenopáusico: sangrado que se pre- senta luego de la menopausia.
•Trastorno disfórico premenstrual: Síntomas psico- lógicos importantes que aparecen antes del inicio de un periodo, e interfieren con las actividades normales de la mujer.
•Síndrome premenstrual: síntomas físicos y psicoló- gicos previos al periodo menstrual
A pesar de que no existen suficientes fuentes que confirmen hallazgos de carácter riguroso en cuanto a la presentación de trastornos menstruales vinculados al estrés o a las emociones negativas, se menciona en la literatura que situaciones extremas como la guerra, se- paraciones familiares forzadas o hambrunas como cau- santes de estrés extremo y emociones negativas conlle- vando a la presencia de alteraciones como la amenorrea, el síndrome premenstrual (SPM) y el trastorno disfórico premenstrual (TDPM) [12].
D. El Estrés
El término estrés es una palabra que se ha venido utilizando con múltiples significados. En general refiere a respuestas psíquicas, que se manifiestan a través del pensamiento, las emociones o a partir de la sensación de amenaza por ciertas situaciones, que solo podemos
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expresar por cambios que se manifiestan en nuestro comportamiento, tales como: la ansiedad, los cambios de humor, algunas enfermedades mentales o corporales.
Esta categoría fue aportada por las investigaciones del Dr. Hans Selye [8], quien ofreció y compartió su teoría sobre el estrés o el síndrome de Selye en el año 1956, logrando demostrar que el estrés se puede agudi- zar y que, al estar presente en un individuo podría pro- vocar degastes vitales relacionados con la salud.
El síndrome de Selye dio invalorables y significati- vos aportes, estableciendo que puede llegar a convertir- se en una enfermedad mortal.
Este autor, explicando el tema y profundizando su estudio, concretó su teoría dividiendo el estrés en tres fases: la reacción de alarma, la etapa de resistencia y la etapa de agotamiento que aún están vigentes y han permitido seguir estudiando la respuesta fisiológica al estrés.
En tanto proceso, el estrés parte de estímulo puntual el cual amenaza la homeostasis y causa que se activen un conjunto de reacciones que buscan respuestas con- ductuales y fisiológicas. Cuando aparece un estresor el organismo busca responder de una forma más adaptable posible, tal como lo afirma la teoría de Selye [8], quien elaboró una compleja explicación del sistema mecani- cista a nivel metabólico y fisiológico, para explicar la trayectoria de alteración del estado homeostático [13].
También reveló que el organismo es eminentemen- te propenso a reaccionar a estímulos ambientales y su propensión se expresa a través del llamado síndrome general de adaptación (SGA)[13].
Por su parte, desde la neurobiología Fabrice Du- val MD, Félix González MD y Hassen Rabia MD [14] en sus estudios publicados el año 2010, puntualizaron como se distinguen las fases de alarma, de adaptación y de agotamiento.
Así, el estrés afecta desde el eje suprarrenal hasta el sistema nervioso, ante lo cual se presenta un compromi- so de todo el organismo que puede dañar gravemente la parte psicosomática de la persona, pudiendo crear se- cuelas casi irreversibles.
En tal sentido, se establece la necesidad de prestar atención a las fases del estrés y a las reacciones del or- ganismo, observando el síndrome general de adaptación [14]:
1.Fase de alarma: En esta fase se activa el eje hipofi- sosuprarrenal, presentándose, de mayor a menor inten- sidad, una serie de síntomas que estimulan la adrenalina, aceleran el ritmo cardiaco y aumenta la vasodilatación 2.Estado de resistencia o adaptación: En este mo- mento el organismo intenta superar, adaptarse o afron-
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tar la presencia de los factores que percibe como una amenaza. Allí se dan las siguientes reacciones: por un lado nivelación y por otro, normalización de las hormo- nas corticoesteroides.
3.Estado de agotamiento: En esta fase, se repite la agresión y se produce una alteración tisular, aparecien- do la patología llamada psicosomática
Cuando se profundiza en estas fases se puede ase- verar que se produce un trastorno psicosomático y psí- quico, perturbando la conducta social y substrayendo al individuo las energías y la paz interior.
Evidentemente, el estrés es un enemigo que perju- dica enormemente al cerebro y al sistema nervioso en general, especialmente cuando se produce un exceso de tensión.
Ahora bien, es bueno señalar que cada persona tiene una escala de reacción diferente, pero lo que, si puede pasarles a todas las personas que sufran de estrés, es que pueden derrumbarse dado que su reloj biopsiquico se desequilibra, sobreviniendo los síntomas:
•Pérdida de la energía, la alegría, del apetito •Cambio de conducta, rabia, amargura, irritabilidad,
desanimo acentuado •Insomnio
Estos síntomas que se producen por el estrés y a los cuales debemos prestar atención cuando se presentan, pudieran convertirse en una calamidad, produciendo desequilibrios mentales y corporales.
Al fragmentarse el estrés, el sistema inmunológico se resiente hiriendo todos los mecanismos de estabili- dad, produciendo fallas en las funciones psicosomáti- cas, dado que las hormonas se desorientan, pudiendo aparecer las ganas de llorar o de gritar, perderse las mo- tivaciones, surgiendo los miedos y temores infundados, la susceptibilidad extrema, la insatisfacción profunda y el desencanto [14].
En ese mismo orden de ideas, se afirma [15] que el estrés desata una serie de repuestas de autodefensa in- necesarias. Así es como es capaz de liberar hormonas innecesarias como la cortisona, la adrenalina y la nora- drenalina, produciendo aceleración cardiaca y del pul- so, modificando innumerables sustancias en el cuerpo que perjudican y bloquean la salud física y mental.
Por otra parte, otros estudios refieren [16] que la respuesta del organismo pudiera variar en atención a la etapa de la tensión ocasionadora de estrés:
•En una fase de tensión inicial, en la que hay una activación general del organismo, las alteraciones que se producen son fácilmente remisibles, si se suprime o mejora la causa
•En una fase de tensión crónica o estrés prolongado,
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los síntomas se convierten en permanentes y se desen- cadena la enfermedad. En el caso que nos ocupa pudiera ser: impotencia, amenorrea, frigidez, dismenorrea.
El estrés desencadena repuestas de autodefensa in- necesarias observándose en las personas que muchas veces de manera inconscientes agreden, huyen de las responsabilidades, se detienen y no encuentran respues- tas de porqué lo hacen y además, se altera el sistema nervioso. Esto ocasiona que se modifiquen muchas sus- tancias en el cuerpo, y pudiera pasar que esto influya en el ciclo menstrual, porque normalmente en estos días las mujeres están irritables porque se encuentran en la fase premenstrual o el síndrome fase lútea [8].
Llevado a una condición extrema se reporta una cla- sificación del estrés, que en su condición extrema es de- nominado estrés agudo, del cual a su vez se distingue el agudo episódico y el crónico [11]. El tipo de estrés considerado más dañino para la salud es el último men- cionado, dado que se trata de la apreciación negativa por parte de la persona afectada que le hace imposible captar alguna salida a la situación sombría, haciéndose- le interminable y carente de esperanzas [17].
Tener síntomas premenstruales es normal hasta cier- to punto. Pueden aparecer cambios anímicos, desarre- glos hormonales, trastornos afectivos, el trastorno dis- fórico premenstrual que aparecen en los cinco primeros días, y que deben desaparecer en las siguientes sema- nas. De persistir, deben diagnosticarse las alteraciones que interfieren en la mujer para tener una vida sana, porque pudieran provocar padecimientos irreversibles que incluso pueden ser mortales. En muchas ocasiones esto se exacerba cuando aparecen estresores, los cua- les deben ser atendidos y diagnosticados, pues pudieran desencadenar las emociones negativas, atacando el sis- tema endocrinológico, inmunológico, entre otros [18].
Casi todos los sistemas del cuerpo se pueden da- ñar por el estrés, por ejemplo: la supresión del sistema reproductivo, la amenorrea (disminución o cese de la menstruación) y dificultad para ovular en la mujer, im- potencia en el hombre y falta de libido en los dos. En este sentido Daneri [13] explica los procesos psicobio- lógicos ocasionados por el estrés en la mujer, indicando que, durante la presencia de este, se provoca el retrai- miento de la producción de LHRH, así como de la pro- lactina y de los glucocorticoides debido a la presencia de las endorfinas y las encefalinas; ello perturba a los ovarios, los que disminuyen su respuesta a LH. Como secuela, también disminuyen las proporciones de LH y FSH, así como de estrógeno en tránsito y reducen las probabilidades de ovulación. El impacto que se presen- ta es la dilatación del periodo folicular del ciclo mens- trual y, en consecuencia, lo irregulariza. Si tal situación
se agudiza es probable que se manifieste una amenorrea sin ovulación [19].
Según Witkin [20], existen síntomas de tensión que son únicos de las mujeres, o se encuentran más a menu- do en las mujeres y van desde la pérdida de la menstrua- ción ataques de pánico paralizantes, desde dolores de cabeza pasajeros hasta anorexia nerviosa; a esta gama de problemas se le ha llamado “Síndrome del Estrés fe- menino.
E. Las emociones
Las emociones, al igual que el estrés entran dentro del estudio fisiológico, ocupando un lugar central en el funcionamiento del cuerpo humano. Estas son inheren- tes a la experiencia humana, entre las que destaca: la alegría, la tristeza, el miedo, la ira, etcétera considera- dos hechos humanos universales. Es decir, las expre- siones emocionales más trascendentales mostradas por el hombre son similares en todo el mundo. Esta disqui- sición fue vislumbrada por Darwin, así como por otros científicos modernos que dieron continuidad a su teoría, afirmando que las expresiones fisonómicas y las emo- ciones son universales, de difusión genética. De acuer- do al darwinismo, que agrupa aportaciones de la biolo- gía y las ciencias de la conducta y de lo cognitivo, estas corresponden a las funciones cognitivas, perceptivas, adaptativas, estando asociadas a reacciones corporales y fisiológicas.
Las emociones se corresponden a los estados men- tales que pueden ser positivos o negativos. Al presen- tarse las emociones negativas se produce un impacto en la salud mental y física que hace que surjan reacciones psicofisiológicas en los individuos, quienes pudieran considerar que están frente a situaciones de amenaza, peligro, pérdida o hechos desagradables, por lo que se producen cambios más o menos intensos en la experien- cia afectiva.
Piqueras, Martínez, Ramos y Oblitas [21] explican que las emociones pasan por unos patrones que pudie- ran dar tres sistemas respuestas, que pudieran presentar sincronía:
•cognitivo/subjetivo; •conductual/expresivo y •fisiológico/adaptativo.
De acuerdo a los estudios del tema consideran que estas tres dimensiones responden a las emociones que provocan reacciones agradables o desagradables, que a su vez comprometen las reacciones afectivas.
El estudio de Darwin pasando por Canon, Selye y otros autores contemporáneos coinciden que la expre-
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sión de las emociones en los animales y en el hombre cumplen funciones universales, bien sea adaptativas, sociales y motivacionales [21]:
1.Función Adaptativa: el organismo se prepara para que el sujeto pueda dar respuestas adecuadas a las de- mandas del entorno. A ella corresponderían al menos ocho funciones secundarias para las que se requeriría un enunciado práctico que las identifique respecto a la adaptación. En sí, de acuerdo a Plutchik, cada emoción estaría en correspondencia con una función, en los si- guientes términos:
2.Función social: Está derivada fundamentalmente del tema de la comunicación como elemento mediador entre los individuos humanos. Según Izard existen va- rias funciones sociales entre las que menciona: facilitar la interacción social, controlar la conducta de los de- más, permitir la comunicación de los estados afectivos y promover la conducta prosocial. En este momento de- penderá de si la reacción de la emoción es positiva o ne- gativa en este surgirá las respuestas de confrontación o de evitación lo que puede alterar las relaciones sociales.
3.Función Motivacional posee las características conducta motivada y de la actitud que permita la acep- tación y no el rechazo. Porque al crearse el rechazo crean conflictos y se produce el malestar.
Al tener claras las funciones emocionales debemos comprender como aparecen las afectividades negativas que pueden ser como un estado transitorio y este rasgo se solapa con el neuroticismo (inestabilidad emocio- nal) y la ansiedad, incluyendo sentimientos subjetivos de tensión, preocupación, ansiedad, ira y tristeza que pueden malograr las relaciones interpersonales. En este momento el individuo está propenso a perder la función adaptiva, y es cuando nos referimos a los trastornos psi- quiátricos. Existen datos suficientes para certificar que las emociones negativas tienen un efecto perjudicial sobre la salud y se pueden producir diferentes tipos de trastornos o cambios de conducta que pudieran afectar el ciclo sexual por la desmotivación [22].
F. Estrés, emociones y trastornos menstruales
El síndrome de estrés y los cambio en las emociones pueden agudizarse si se presentan algunas alteraciones
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en el ambiente, que detonen trastornos. Por ejemplo, algunas personas han manifestado que el aislamiento social y el confinamiento, les produjo efectos negativos por los cambios de rutinas, mientras que otras personas manifiestan que no les afectó para nada. Indagando so- bre el tema se consiguió muy poca literatura o investi- gaciones, sin embargo, en algunos registros se encontró como resultado que el aislamiento o confinamiento tuvo un impacto más relacionado al estrés: ansiedad, depre- sión, insomnio, irritabilidad, miedo.
G. El aislamiento social.
El distanciamiento social junto a la cuarentena resul- tan ser medidas no farmacéuticas de alto impacto para mitigar el contagio masivo en medio de una epidemia. Entre las medidas mitigantes que se suelen adoptar con relativa efectividad en contextos de epidemia están la incomunicación de los infectados, cuarentena de los casos sospechosos de haber estado en relación cercana con los enfermos, desactivación de actividades escola- res, clausura de espacios comerciales, así como prohibi- ción de reuniones en espacios públicos[23].
Como antecedente histórico relevante se cita lo refe- rido por Michel Foucault en su obra Vigilar y castigar: el nacimiento de la prisión [24], quien narra la expe- riencia europea ante la epidemia en el siglo XVIII, en su capítulo acerca del Panóptico, la aplicación de regla- mentos militares con el fin de contener la propagación de las epidemias. En este caso se describen las medidas de encierro forzado de la población en sus respectivas casas, obstruidas desde afuera para evitar la circulación, sometidos todos a estrecha vigilancia y advertencia de pena de muerte para quien violare las reglas de confi- namiento.
Durante la Pandemia por Covid 19 los diferentes es- tados han aplicado medidas que van desde el modelo sueco destinado a salvaguardar la economía, negándose a aplicar medidas de confinamiento y aislamiento social bajo la idea de generar inmunidad de rebaño [25] [26], el cual a finales del año 2020 habría presentado resul- tados negativos con más de 350 mil casos confirmados y más de 7.800 muertos [26]. Pasando por modelos de esquema llamado 7 +7 [5] de flexibilización combinado con cuarentena radical voluntaria, el cual consiste en realizar alternativamente confinamientos de la pobla- ción con restricciones de gran parte de las actividades económicas y sociales por siete días con otros siete días de flexibilización en muchos sectores productivos y comerciales, siempre manteniendo instrucciones para toda la población de mantener el debido distanciamien- to social y otras medidas de bioseguridad como el uso de mascarillas protectoras de boca y nariz [27]. Hasta
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modelos más autoritarios que incluso aplican toques de queda para impedir la salida de las personas de sus ca- sas, como son los casos de los gobiernos de Perú, Ho- landa, Italia, Francia, Cuba por mencionar algunos.
A partir de los pocos estudios que se han podido rea- lizar, autores especulan acerca de impactos psicológicos del confinamiento por cuarentena, como medida radical de distanciamiento social. Se menciona entre los posi- bles efectos psicológicos: desesperación, perdida de la libertad, aburrimiento, insomnio, poca concentración e indecisión, irritabilidad, ira, ansiedad, angustia de no te- ner contacto físico o contacto con familiares, amigos, o el no poder desarrollar una rutina de vida normal [28]. Sin embargo, aún es pronto para hacer generalizaciones al respecto.
III. METODOLOGÍA
El enfoque metodológico aplicado fue descriptivo, realizando una revisión documental y exploratoria, no experimental transeccional. La estrategia metodológi- ca de recolección de datos fue la encuesta, mediante cuestionario, el cual se procedió a enviar por internet, debido al aislamiento social por la pandemia del CO- VID19. Para ello tomamos una muestra aleatoria de 385 mujeres. Fueron seleccionados sujetos cuyas eda- des estuvieran entre los 25 y los 45 años, divididas en- tre las que tuvieran las siguientes características: que aún estuvieran menstruando, solteras con o sin hijos, casadas o divorciadas con o sin hijos, unidas con o sin hijos. Se les instruyó a contestar preguntas simples di- vergentes, con el propósito de validar si el aislamiento
social afectaba su ciclo menstrual. el estudio demostró de acuerdo a las respuestas que ellas consideraban que el aislamiento social les ocasionaba estrés o angustia por la incertidumbre o miedo de contagiarse, pero que su ciclo menstrual seguía siendo igual. Como limitacio- nes podemos mencionar el hecho de que, por ser una investigación exploratoria, se dificulta comparar con investigaciones previas, o que los sujetos de investiga- ción pudieran identificar cambios o trastornos del ciclo menstrual como consecuencia del aislamiento social.
IV.RESULTADOS
Luego de haber aplicado el cuestionario a los 385 sujetos, mujeres de entre 25 y 45 años de origen vene- zolano, que aun presentan menstruación, habitantes de Italia (3,45%), España (10,35%), Canadá (7%), Chile (13,79%), Colombia (17,24%), República Dominica- na (3,45%), Estados Unidos 11%) y Venezuela (35%), donde a cada una de ellas le hicimos llegar por internet preguntas básicas en la búsqueda de sus apreciaciones acerca de los cambios que ha experimentado su vida producto de las medidas preventivas para evitar el con- tagio del virus causante de la enfermedad del COVID 19, las preocupaciones que han vivido en su vida diaria en este contexto, sus principales temores, así como las acciones que ocupan su rutina diaria, si habían senti- do estrés y emociones negativas, y si habían presenta- do producto de ello alguna alteración fisiológica de la menstruación. Las proporciones de la muestra de acuer- do al tipo de sujeto se muestra en el gráfico siguiente:
Fig 1. Distribución de la muestra por tipo de sujeto
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Las informantes manifestaron diversas respuestas, más relacionadas con las circunstancias nacionales de la localidad en la que habitan, con especial énfasis en las consecuencias económicas de las medidas de cua- rentena y distanciamiento social, reflejadas en el peli- gro de la pérdida del empleo o de la fuente de ingreso (83%). Para la mayoría se ha presentado un cambio considerable en la rutina cotidiana, creciendo la utili- zación del horario nocturno (73%), modificación que afecta las horas de sueño pues tienden a acostarse tarde y levantarse tarde. El aislamiento físico producto del distanciamiento social y el confinamiento propició un mayor relacionamiento vía medios electrónicos e inter- net (45%). Incluso algunas manifestaron haber estado realizando teletrabajo desde casa (48%), además de destinar esfuerzo en el apoyo a las asignaciones envia- das por Whatsapp a los niños como tarea (85%).
Respecto a las principales desvelos y desasosiegos, la tendencia mayoritaria fue a la debilidad por poten- ciales complicaciones de abastecimiento de comestibles (78%), o bien el peligro de no estar en condiciones de pagar el arrendamiento (69%). Seguido a este orden de preocupaciones se presenta quienes se inquietaron por la posibilidad de verse contagiada, ella o algún familiar con el Covid 19 (65%), las dificultades para la atención médica y el elevado número de decesos que son publi- cados por los medios de comunicación (60%).
En cuanto a los principales temores vividos, la va- riedad de respuestas fue desde las que manifestaron no haber sentido temores extremos o desvelos (47%), hasta quienes narraron anécdotas de pavor (15%). Estas últimas fundamentalmente en momentos de relajarse el confinamiento y acudir a centros de compras en los cuales temían que se les acercaran personas contagia- das y que no guardaban el apropiado distanciamiento o no usaban adecuadamente el tapabocas. Otra fuente evidente de temor fue la expectativa de un futuro en el que se instalen las modalidades de distanciamiento social como nueva normalidad.
La rutina diaria de las informantes según manifiestan, dista de la acostumbrada previa a la pandemia. Mientras algunas dicen dedicar más tiempo a la lectura o ruti- nas de ejercicio (35%), otras dedican tiempo al apoyo a hijos en edad escolar en tareas asignadas (79%). La sanitización del espacio habitado, la reparación de elec- trodomésticos, prendas de vestir, ha atareado a algunas de nuestras informantes (20%). Ahora bien, el mante- nerse informada mediante el acceso programas noticio- sos en la televisión, o dispositivos móviles, respecto a las tendencias informativas en cuanto a la pandemia y la política nacional e internacional, fue mencionada con relativa fuerza (77%) solo compitiendo con el tiempo
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dedicado al ocio (80%), en el que predomina seguir se- ries televisivas y películas de moda hasta horas de la madrugada.
En cuanto a la preocupación central que guía nues- tra indagación, la mayoría absoluta de las entrevistadas (94.8 %) aseguran no haber percibido que los temores sentidos, así como las preocupaciones que se les presen- taron, se hayan traducido en causa de alteraciones fisio- lógicas en su menstruación. Es decir, que a pesar de los momentos de estrés vinculados a situaciones de origen económico o de salud derivados del distanciamiento so- cial y los acentuados cambios en la rutina cotidiana, las informantes consultadas negaron en un alto porcentaje haber padecido de trastornos menstruales, mientras que solo cerca del 5% manifiestan haberlo padecido.
V. CONCLUSIONES
El objetivo de esta investigación fue explorar en una muestra tomada de forma aleatoria de mujeres entre 25 a 45 años que aun estén menstruando, de origen vene- zolano, residentes en diferentes países, que pudieran, producto del estrés o emociones negativas derivadas del aislamiento social en el contexto de la pandemia por
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