Competencias socioemocionales en la educación
superior
Resumen: El objetivo de la presente investigación fue describir el rol que cumplen las competencias
socioemocionales en la educación universitaria. Se analizó el papel del docente en el proceso educativo de los
estudiantes, los beneficios que conlleva la adquisición de dichas competencias y su importancia en el ámbito
laboral. Para ello, se realizó una búsqueda bibliográfica en Scopus y Scielo, de tal manera que se pudo realizar
una revisión bibliográfica para desarrollar el presente artículo. Se demostró que las universidades han ido
implementando estrategias para capacitar y preparar adecuadamente a los docentes en temas de educación
emocional, contribuyendo de esa forma en la formación de los egresados y facilitando la adquisición de estas
competencias. Se concluyó que es necesario implementar las competencias socioemocionales en la
formación universitaria, ya que brinda a los egresados habilidades que permitirán responder a las exigencias
del mercado laboral.
Palabras clave: Competencias socioemocionales, educación superior, universitarios, habilidades sociales.
ISSN-E: 2542-3401, ISSN-P: 1316-4821
Universidad, Ciencia y Tecnología,
Vol. 27, Núm. 119, (pp. 72-80)
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Abstract.- The objective of this research was to describe the role of socioemotional competencies in
university education. The teacher's role in students’ educational process, the benefits of acquiring these
competencies, and their importance in the workplace were analyzed. For this purpose, a bibliographic search
was carried out in Scopus and Scielo, so a bibliographic review could be conducted to develop this article. It
was shown that universities have been implementing strategies to adequately train and prepare teachers in
emotional education, thus contributing to the training of graduates and facilitating the acquisition of these
competencies. It was concluded that it is necessary to implement socioemotional competencies in university
education since it provides graduates with skills that will allow them to respond to labor market demands.
Keywords: Social-emotional competencies, higher education, university students, social skills.
Socioemotional Competencies in higher education
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Recibido (30/11/2022), Aceptado (02/05/2023)
https://doi.org/10.47460/uct.v27i119.708
Sergio Arturo Rojas Chacaltana
https://orcid.org/0000-0001-9312-3533
sergio.rojas@unica.edu.pe
Universidad Nacional “San Luis Gonzaga”
Ica, Perú
Jimena Angelica Etchart-Puza
https://orcid.org/0000-0001-8744-49127
jimena.etchartp@minedu.edu.pe
I.E. No 136 "Santísima Virgen María Auxiliadora"
Ica, Perú
Victor Hugo Herencia-Escalante
https://orcid.org/0000-0003-1920-4081
victor.herencia@unica.edu.pe
Universidad Nacional “San Luis Gonzaga”
Ica, Perú
William Jesús Cardenas-Zedano
https://orcid.org/0000-0003-0296-2935
william.cardenas@unica.edu.pe
Universidad Nacional “San Luis Gonzaga”
Ica, Perú
I. INTRODUCCIÓN
Se conoce como competencias socioemocionales o también llamadas habilidades blandas [1], habilidades
no cognitivas, habilidades del siglo XXI, habilidades socioemocionales, entre otras, a las capacidades
relacionadas con comportamientos y patrones de personalidad, las cuales son desarrolladas por las personas
para relacionarse adecuadamente con los demás en distintos contextos, tanto académico como laboral [2],
[3]. Mediante dichas habilidades se adquiere un pensamiento crítico, buena actitud, buena comunicación,
control de emociones ante situaciones adversas, entre otros. Estas resultan fundamentales para que un
individuo sea capaz de contribuir de manera positiva dentro de una organización [4]. Actualmente, estas
competencias han llegado a ser consideradas con igual o mayor importancia que las cognitivas, al ser
herramientas fundamentales para lograr un buen desempeño en las áreas, profesionales, personales y
educativas. Por ello, suelen ser requeridas por los empleadores al momento de reclutar a nuevo personal [3].
El desarrollo de estas competencias ha cobrado mayor importancia tanto a nivel educacional como laboral
en los últimos tiempos, dados los cambios que se han suscitado en tiempos recientes. Las empresas y
organizaciones ahora solicitan tanto conocimientos técnicos como habilidades sociales, por lo que contar con
ellas permite que los egresados tengan mayor probabilidad de conseguir empleo y mantenerlo [5]. A raíz de
esto, numerosos estudios han buscado determinar la importancia de desarrollar las emociones positivas
dentro del contexto educativo. Esto, a su vez, dejó en evidencia la necesidad de incluir competencias
socioemocionales dentro de las mallas curriculares de las universidades para proporcionar una mejor
preparación a sus estudiantes. En consecuencia, los nuevos profesionales podrán aprovecharlas para
complementar las competencias cognitivas adquiridas y lograr un mejor desempeño en beneficio de la
sociedad [5], [6].
No obstante, la enseñanza dentro de las universidades se ha centrado por mucho tiempo en las
“competencias duras” o capacidades cognitivas, esenciales para el desempeño de cualquier profesión. Sin
embargo, el desarrollo de las competencias socioemocionales en la educación superior es igual de relevante
para lograr una formación integral de futuros profesionales, al estar muy ligado al manejo de emociones,
cualidad útil para solucionar problemas cotidianos y actuar proactivamente ante situaciones complicadas en
la vida laboral [7]. Por lo antes expuesto, su enseñanza en la etapa universitaria resulta de gran importancia.
En ese sentido, la adquisición de estas competencias es una tarea que recae sobre los docentes, quienes son
los encargados de educar a las nuevas generaciones. Por ello, resulta importante que estén capacitados en el
aspecto técnico y desarrollo personal adecuado de modo que manejen las competencias socioemocionales
para que así puedan formar a los estudiantes tanto en el área intelectual como emocional [1].
Dada esta problemática, ha recaído sobre las instituciones educativas la tarea de reforzar el entrenamiento y
desarrollo de las capacidades socioemocionales de sus docentes, así como de sus estudiantes, volviéndose un
interés central [7]. Por ello, en tiempos recientes se ha hecho evidente una mayor necesidad de incluir las
competencias socioemocionales en el plan de formación del estudiante universitario, de modo que puedan
cumplir con las exigencias de las empresas, una vez terminada su carrera profesional [1]. Esto se debe a que,
en la actualidad, muchas empresas buscan reclutar a profesionales con competencias socioemocionales bien
desarrolladas. Entre ellas, se busca gente con capacidad para resolver problemas, pensamiento crítico para
garantizar un mejor desenvolvimiento en su trabajo, que sean líderes, solidarios, con un sentido de justicia
social, humanista; así como habilidades que les permitan establecer relaciones sociales positivas entre los
colaboradores o trabajadores de la empresa u organización, que contribuyan a generar un ambiente laboral
agradable, entre otros [8], [1].
Expuesta la problemática, el objetivo de esta investigación fue describir el rol que cumplen las competencias
socioemocionales en la educación universitaria. Se analizó el papel del docente en el proceso educativo de los
estudiantes, los beneficios que conlleva la adquisición de estas habilidades y su importancia en el ámbito
laboral.
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II. DESARROLLO
A. Competencias socioemocionales
Las competencias socioemocionales nacen con la evolución de los seres humanos al punto de formar
sociedades complejas. En este nuevo contexto, el aprender a desenvolverse dentro de un ambiente social los
llevó a desarrollar capacidades cognitivas especializadas que les permitieran interactuar socialmente entre
ellos, lo cual supuso un reto, dada la naturaleza impredecible de las interacciones sociales como producto de
las emociones experimentadas [9]. Aunque han existido varias definiciones para el concepto de emoción, este
puede entenderse como un complejo estado del organismo propiciado por un estímulo interno o externo, el
cual genera una respuesta organizada del mismo. Las emociones han resultado particularmente útiles para el
ser humano al proporcionar información acerca de su estado personal y de su entorno, cumpliendo una
valiosa función adaptativa y de supervivencia [10].
Durante siglos, los conceptos de inteligencia y emoción fueron percibidos como opuestos, casi antagónicos.
Por un lado, se tenía el carácter racional, lógico y reflexivo de la inteligencia, y por el otro, el carácter irracional,
ilógico e intuitivo de las emociones. Es decir, las emociones no son tan irracionales como se pensaba, ni la
mente tan racional como se creía [11]. Los primeros estudios resaltaron la conexión existente entre
inteligencia y emoción, nombrando este tipo de competencias bajo el concepto de inteligencia emocional,
definida como la capacidad de expresar y regular las emociones, así como el concepto de competencias
emocionales, enfocadas más al contexto social [6]. En general pueden definirse como el conjunto de
capacidades afectivas que ayudan a manejar el estado emocional del ser humano, y que les permiten mejorar
la relación con las personas de su entorno en forma positiva. Su ausencia, por otro lado, reduce las
capacidades de un individuo para desenvolverse adecuadamente dentro de una sociedad [12]. Sin embargo,
la sociedad actual está experimentando una serie de transformaciones e innovaciones que se reflejan en los
cambios experimentados a nivel personal, familiar, laboral, social, entre otros, la cual llevó a resaltar la
importancia del desarrollo de las competencias socioemocionales en las personas y de estudiar este concepto
a mayor profundidad [13].
B. Importancia de las competencias socioemocionales
La importancia de las habilidades socioemocionales era reconocida por la sociedad en el día a día,
especialmente al observar los logros de personas exitosas en diversos ámbitos de la vida. Sin embargo, su
relevancia en los distintos aspectos de una persona no fue debidamente reconocida hasta tiempos recientes
[3]. No obstante, el desarrollo de las competencias socioemocionales se vio relegado hasta finales del siglo XX,
momento en el cual se empezó a tomar consciencia de la importancia de que los profesionales cuenten con
un desarrollo integral que abarque tanto el aspecto académico como el socioemocional. Es así como, a partir
de una serie de estudios, se ha logrado determinar que estas habilidades juegan un rol fundamental en la
vida y el aprendizaje, dado que, aparte de permitir un adecuado desenvolvimiento en su vida, son también
complementos importantes de las habilidades duras [7].
Siendo de mucha importancia el desarrollo de las competencias socioemocionales en las personas, es que
resulta fundamental que estas sean desarrolladas desde la etapa preescolar, dado que es aquí donde se
tendría la oportunidad de iniciar el desarrollo emocional y social a temprana edad [14]. En la actualidad, es
recomendable que las competencias socioemocionales sean trabajadas desde la infancia, dado que este
proceso puede tomar varios años e incluso requerir de apoyo profesional, a diferencia de las habilidades
duras que pueden entrenarse con mayor facilidad [5].
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A raíz de esto, se han desarrollado diversos estudios que demuestran el efecto positivo de la educación
emocional en la primera infancia, para la salud mental y el desarrollo de la personalidad [14]. Es así que, la
deficiencia en las capacidades socioemocionales, de niños y jóvenes puede generar, en ellos, problemas
frente a situaciones adversas y complejas pudiendo afectar su salud mental y forzarlos a aislarse de la
sociedad al verse incapaces de superar circunstancias desfavorables que puedan presentarse [9]. Estas
capacidades influyen considerablemente en su funcionamiento social y en las relaciones con sus pares. No se
nace con estas capacidades, sino que se adquieren desde la infancia, razón por la cual resulta importante que
los programas educativos y los de formación para el trabajo tengan como base las competencias
socioemocionales que no solo preparen para la vida sino también para el trabajo [4].
III. METODOLOGÍA
La metodología del presente trabajo se enfocó en realizar una búsqueda bibliográfica relacionada con la
presencia de las competencias socioemocionales en la educación superior, con énfasis en la etapa formativa y
el ejercicio profesional. En base a esto, el objetivo de esta revisión consistió en investigar cuán importantes
son las competencias socioemocionales en la educación superior, además de las medidas que se han tomado
para implementarlas de forma satisfactoria y las brechas que aún hay por cubrir.
Para ello, la búsqueda bibliográfica fue realizada utilizando las bases de datos de Scopus y Scielo, y
empleando palabras clave como “competencias socioemocionales”, “educación superior” o “estudiantes
universitarios”. Con la finalidad de obtener información reciente, el filtro para las publicaciones se delimitó en
el rango de años 2018-2023, publicadas en idioma inglés o español, y que cuenten con un enlace DOI para
garantizar la calidad de la información presentada. Finalmente, se seleccionaron 25 artículos de investigación,
cuyo contenido fue revisado a detalle para el desarrollo de este artículo.
IV. RESULTADOS
A. Competencias socioemocionales en la educación universitaria
En la actualidad, los requerimientos en los universitarios recién egresados ya no son sólo referidos a las
competencias académicas de su profesión, las cuales, evidentemente siguen siendo necesarias, más ya no
suficientes. Se requiere además habilidades y valores que les permitan controlar adecuadamente sus
emociones [15]. Una formación integral con habilidades personales y sociales resulta una pieza importante
para que los estudiantes puedan adaptarse y permanecer en la vida universitaria, así como adquirir las
competencias generales y específicas necesarias para lograr un desempeño laboral que le permita actuar y
solucionar problemas de forma adecuada, que pueda adaptarse en forma eficaz y eficiente a los cambios
constantes en su futuro entorno laboral [16].
Las universidades juegan un papel muy importante para la formación y capacitación de los estudiantes
respecto a sus habilidades socioemocionales. Estudios realizados en universidades europeas encontraron
que sus estudiantes no cuentan con las competencias requeridas por las empresas, indicando que carecen
de la suficiente capacidad para trabajar en equipo, habilidad para el control de sus emociones, poca
adaptación a cambios continuos, entre otros [15]. Los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico), respaldan que en todo sistema educativo es esencial promover las competencias
socioemocionales, las cuales se enfocan en tres rubros: Control de emociones, trabajar en equipo y alcanzar
metas [9]. Incluir, por tanto, la formación emocional en la educación universitaria, significa un cambio en el rol
del estudiante y del docente, con la finalidad de formar al estudiante tanto en su vida profesional como
personal y pueda enfrentar situaciones adversas [1].
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B. Estudiantes
Con los recientes cambios que experimenta la sociedad, en especial con la llegada de la Industria 4.0, nació la
necesidad de formar profesionales capaces de adaptarse a las nuevas formas de trabajo. A partir de esto, las
universidades pasaron por un proceso de transformación para incluir planes y programas de estudio que
permitan brindar esta formación integral [17]. El rol de la universidad trascendió la mera transmisión de
saberes, en beneficio de una formación integral para los estudiantes. En primer lugar, estas instituciones se
vieron en la necesidad de implementar medidas que faciliten su adaptación y permanencia en la vida
universitaria, así como proporcionarles una educación superior de calidad que les permita desarrollar las
competencias generales y específicas que requieren para desenvolverse posteriormente en el mundo laboral
[16].
Este interés por incluir el desarrollo de habilidades sociales y emocionales en los programas académicos se
incrementó al observar que era común que los estudiantes presentaran dificultades para desarrollar
adecuadamente sus competencias socioemocionales. Esta problemática se debía principalmente al hecho de
que muchos de ellos ingresaban a la universidad sin las habilidades previas necesarias, lo que junto con una
falta de estimulación durante sus estudios suponían un impedimento para seguir mejorando en el ámbito
personal [17], [18]. A pesar de esto, se reconoce la existencia de una brecha entre el nivel de habilidades
sociales que obtienen los estudiantes durante el proceso educativo y el nivel que solicita el sector productivo
de sus profesionales. Por ello, resulta importante la investigación sobre dicha brecha para mejorar el sistema
educativo junto con las competencias profesionales que los jóvenes necesitan [8].
Docentes
A raíz de la necesidad de desarrollar las competencias socioemocionales en los estudiantes universitarios,
esta tarea termina recayendo sobre los propios docentes, quienes requieren de una preparación adecuada
que les brinde las habilidades sociales necesarias para transmitir este conocimiento y poder potenciar dichas
competencias en sus estudiantes [19]. Siguiendo esta misma línea, es bien sabido que los docentes son parte
importante de la educación superior, razón por la cual pueden llegar a incidir, en cierto grado, en la vida social
y afectiva de sus estudiantes, aparte de su labor académica. En este contexto, se sabe que un maestro
emocionalmente competente será capaz de mostrar una mayor empatía hacia sus estudiantes, lo cual le
permitirá entablar relaciones más cercanas con ellos. A partir de esto, podrán representar un apoyo notable
para los estudiantes que padecen de problemas como baja autoestima, desmotivación, irresponsabilidad,
entre otros, y ayudarlos a subsanarlas [20].
Se considera, entonces, que un docente es competente emocionalmente cuando cuenta con las siguientes
cualidades: Es capaz de reconocer sus competencias emocionales y fortalezas, comprende que otras
personas pueden tener diferentes puntos de vistas a las de él/ ella, maneja adecuadamente sus emociones al
relacionarse con otras personas, manifiesta una gran conciencia social, sabe manejar situaciones conflictivas,
entre otras [13]. En este contexto, el docente de nivel superior no debe limitarse solo a enseñar al alumno
conocimientos prácticos y teóricos que corresponden a cada profesión, sino que involucre el desarrollo de
competencias socioemocionales, utilizando herramientas metodológicas que promueva la activa participación
del estudiante, tales como juego de roles, debates, entre otros para lograr la interacción docente – estudiante
y estudiante estudiante. Así mismo como un docente universitario del siglo XXI, debe emplear la tecnología
para investigar, evaluar, organizar y comunicar información [1].
Las instituciones ya han percibido la necesidad de contar con docentes con sólidas habilidades sociales y
emocionales, situación que se ve reflejada en sus procesos de reclutamiento. Sin embargo, del mismo modo
que los estudiantes de diversas carreras, los futuros docentes también deben recibir una formación integral
para su desempeño laboral, meta que no siempre se cumple [19].
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En España, por ejemplo, la Facultad de Educación de la Universidad de Cantabria es la única que ha incluido
en su malla curricular el aprendizaje socioemocional como curso obligatorio de los futuros docentes. Existe la
necesidad de que un docente no solo tenga conocimiento pedagógico sino también habilidad para
interrelacionarse y comunicarse adecuadamente con las personas de su entorno, capacidad para guiar y
dirigir el aula y trabajo en equipo entre otros [21].
C. Competencias socioemocionales en el ámbito laboral
Al igual que el ámbito educativo, el ámbito laboral también ha experimentado un proceso de cambio, en el
cual las habilidades sociales y emocionales adquieren una mayor importancia. Una vez que el profesional
termina sus estudios superiores e ingresa al mundo laboral, llega el momento de poner en práctica no solo
sus conocimientos técnicos adquiridos en la universidad, sino también una serie de competencias
socioemocionales necesarias para desenvolverse adecuadamente en un ambiente de trabajo y ser capaz de
trabajar en equipo [13]. Sin embargo, dado que en la educación superior ha existido por mucho tiempo una
carencia en el desarrollo de las habilidades socioemocionales, esto suele desencadenar una dificultad en su
empleabilidad. Para ello, se debe tener en consideración que el mercado laboral actual requiere un 51% de
habilidades blandas, 9% de habilidades cognitivas avanzadas, 16% de habilidades técnicas y un 4% de
habilidades cognitivas básicas [2].
En la educación superior, se establece la diferencia entre las competencias transversales o también
conocidas como genéricas y las específicas referidas al perfil profesional. Siendo la segunda la más
desarrollada y con muy poco avance las competencias genéricas o socioemocionales y como consecuencia no
cumplen los requerimientos de las empresas. Es por ello que, ante la necesidad de los jóvenes egresados de
poder conseguir un empleo, se ha incrementado la demanda de posgrados que incluyan el desarrollo de
competencias socioemocionales [22]. Esta situación está relacionada con el hecho de que los postulantes se
han dado cuenta que últimamente, en las entrevistas de trabajo, las empresas se están enfocando más en la
evaluación de las competencias socioemocionales que en la experiencia que tienen para el puesto, o las
certificaciones que hayan obtenido a lo largo de su carrera universitaria. Esto con la finalidad de obtener
profesionales que contribuyan al crecimiento de la organización [4].
En el ámbito internacional, se observa una clara tendencia en los empresarios de contratar personas que
muestren habilidades de comunicación, liderazgo, trabajo en equipo, valores éticos y conocimientos,
capacidades aprendidas desde la infancia y fortalecidas durante la etapa académica. Las competencias
sociales y emocionales que los jóvenes deben desarrollar para favorecer su empleabilidad son flexibilidad,
habilidades sociales, automotivación, responsabilidad, autogestión, confianza en mismo y buena actitud de
trabajo. Un profesional que maneje adecuadamente dichas competencias y que además sea capaz de
complementarlas con un buen nivel de habilidades duras resulta muy atractivo para las empresas, dado que
estas organizaciones son conscientes de que esta es la combinación que forja líderes con gran influencia y
capacidad de gestión [2].
D. Estrategias de desarrollo de competencias socioemocionales
Dentro del ámbito universitario, los docentes forman parte fundamental en el desarrollo de las competencias
socioemocionales de los estudiantes, para lo cual tienen a su disposición una variedad de estrategias y
actividades a utilizar. En este sentido, el rol del docente para fortalecer las competencias socioemocionales en
los estudiantes no debe enfocarse en tener un espacio académico, sino que debe desarrollarse a la par del
diseño curricular, es decir, no debe haber un curso en el cual se enseñen y desarrollen dichas competencias.
En este sentido, los docentes deben promover actividades que involucren el desarrollo de dichas
competencias [5], utilizando una variedad de estrategias metodológicas, como juego de roles,
cuestionamiento, autodescubrimiento, proyectos, aprendizaje basado en problemas que involucre un
proceso de reflexión, entre otras [4].
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Existe la necesidad de fortalecer las competencias socioemocionales de los estudiantes desde una edad
temprana, las cuales pueden adquirirse en diferentes ambientes inicialmente en el hogar, la escuela y
posteriormente en la universidad. Siendo los padres los primeros en enseñar dichas competencias, pasando
a tener un rol preponderante en la formación de sus hijos, para contribuir a que sean personas honorables
[4]. Un punto crucial para empezar esta formación es al momento de ingresar a la universidad, dado que
estudios demuestran que los estudiantes de nuevo ingreso presentan algunas carencias socioemocionales
que deben ser subsanadas. Entre las estrategias más usadas para apoyar a estudiantes de primer año se
encuentran programas de apoyo como talleres, conferencias o cursos para una mejor orientación de
estudiantes y docentes [18].
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y la UNESCO sostienen que para
lograr una educación integral deben desarrollarse las áreas sociales y emocionales, además de las cognitivas.
Por ejemplo, en España existe la iniciativa de incluir las competencias socioemocionales en el currículum
universitario, con el fin de lograr profesionales más capacitados. En este sentido, el éxito de los estudiantes en
adquirir dichas competencias se relaciona con las competencias socioemocionales de los docentes, como lo
revelan estudios científicos. Para ello, es necesario contar con programas que desarrollen el manejo de
emociones en una formación inicial de los futuros docentes, así como una constante capacitación posterior
en este tema. Para garantizar el éxito de los programas de desarrollo de competencias socioemocionales en
los estudiantes universitarios, resulta importante que los docentes tengan un nivel alto en dichas
competencias [6].
Estudios enfocados en las competencias emocionales, consideradas genéricas o transversales y además
básicas para la vida, han determinado que el desarrollo de dichas competencias en los profesionales futuros,
sobre todo en los docentes, involucra una considerable carga de trabajo emocional. Dicho desarrollo les
proporciona habilidades y estrategias para su labor diaria, como son toma de decisiones, empatía, capacidad
de comunicación, manejo del estrés, control de emociones, sensibilidad y comprensión, resolución y
prevención de conflictos, entre otros, propiciando la mejora en la calidad del desarrollo de los procesos
aprendizaje – enseñanza [23].
Debido a los requerimientos de desarrollar las competencias socioemocionales en la educación universitaria,
es que han surgido iniciativas como la planteada por los países de la OCDE, a través de la creación de la EEES
(Espacio Europeo de Educación Superior). Mediante esto, se dio lugar al proyecto Tuning para enfocar la
educación al desarrollo de competencias e introducirlos en la reforma curricular universitaria [22].
Adicionalmente, universidades prestigiosas a lo largo del mundo ya han incluido en sus currículos el
desarrollo de competencias socioemocionales, como la Harvard Business School de la Universidad de
Harvard, en EEUU, la University of South Australia y la Griffith University, en Queensland [6].
Una de las técnicas más usadas para el desarrollo de estas habilidades en el ámbito laboral es el coaching,
una técnica que permite a una persona conocerse mejor a mismo y ser consciente de los aspectos que
tiene que mejorar para crecer en el ámbito personal. Un entrenador capacitado en esta técnica motiva a los
estudiantes a tener una cultura de progreso y unión, así como de establecer objetivos para ser mejores
profesionales en un futuro [24]. Variantes más modernas de esta técnica utilizan la neurociencia para
formular estrategias más precisas y efectivas a partir de entender los procesos bioquímicos dentro del
cerebro detrás de los estados de motivación que se experimentan. Esta estrategia conocida como
neurocoaching resulta una herramienta fundamental para la capacitación de personal en las empresas para
desarrollar el talento humano y mejorar su desempeño en las actividades que se les asignen [25].
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CONCLUSIONES
En tiempos actuales, en medio de la globalización y la industria 4.0, el contar con sólidas competencias
socioemocionales se ha vuelto más importante que nunca para la población en general. Habilidades como la
comunicación, pensamiento crítico, trabajo en equipo, cercanía con los demás, entre otras, son fundamentales
para que tanto estudiantes como profesionales sean capaces de mantener una adecuada relación y
comunicación con sus pares en distintos aspectos de la vida. Sin embargo, se ha visto que este proceso
muchas veces puede resultar complicado para los estudiantes, requiriendo de apoyo externo para subsanar
estas deficiencias en sus habilidades socioemocionales. La creciente importancia de estas está llevando a la
sociedad a enfocarse más en trabajarlas desde una edad temprana, y de proporcionar el apoyo necesario en
caso se presenten problemas durante el proceso.
En el ámbito universitario, la tarea de promover las competencias socioemocionales en los estudiantes es
una tarea que recae principalmente en los docentes. Dadas las dificultades existentes en muchos estudiantes
para adaptarse a la vida universitaria, el sistema educativo se vio en la necesidad de implementar medidas de
solución para ayudarlos y velar porque puedan continuar con sus estudios. Se observó que los docentes
muchas veces no cuentan con la capacitación necesaria para formar a sus estudiantes sobre cómo potenciar
sus competencias socioemocionales, razón por la cual resulta fundamental que las instituciones los apoyen
con la capacitación adecuada que les permita adquirir los conocimientos necesarios para transmitir estos
conocimientos a los jóvenes y futuros profesionales. A su vez, sería recomendable estandarizar estos aspectos
en la formación docente, dada la gran diferencia existente entre sus estilos educativos.
A partir de la creciente necesidad de formar profesionales competentes en el ámbito socioemocional, y de
garantizar la continuidad de dichos conocimientos, en beneficio de las empresas y del propio crecimiento
personal, queda clara la importancia de brindar las capacitaciones necesarias a los docentes, así como las
herramientas para sus actividades académicas en temas de competencias socioemocionales. Las iniciativas
exploradas son evidencia de las acciones que están tomando instituciones y docentes para brindar una
formación integral a los jóvenes universitarios, y seguir mejorándola para su beneficio. Sin embargo, aún
queda trabajo pendiente dentro de este campo para seguir perfeccionando las estrategias implementadas
actualmente, y para revertir las deficiencias existentes en la formación profesional de los egresados que
representan obstáculos para su óptimo desarrollo profesional.
Hoy en día, el desarrollo de las capacidades socioemocionales ha adquirido gran relevancia en el ámbito
laboral y son un requerimiento importante para los profesionales recién egresados en busca de su primer
trabajo. Por ello, resulta necesario abordar este proceso de aprendizaje en la educación desde la etapa inicial,
para en primer lugar asegurar un crecimiento sano y provechoso para el niño que en un futuro pasará a ser
un estudiante universitario. Esta preparación inicial resulta ser la pieza fundamental para desarrollarse de la
mano con las nuevas medidas implementadas por las universidades, de modo que pueda lograrse en los
futuros profesionales el desarrollo pleno de su perfil profesional y que refleje un resultado favorable en el área
laboral en el cual se desempeñe.
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