Evolución de los trabajadores rurales post-COVID-
19: adaptaciones, desafíos y oportunidades desde la
pandemia hasta el presente
Resumen: La pandemia ocasionada por el virus del COVID-19 ha implicado en un sinnúmero de
inconvenientes laborales para los pobladores de la zona rural, resaltando que, aunque la agricultura es su
principal fuente de ingreso, ésta se ha visto mermada en ciertas zonas. La finalidad de este trabajo fue evaluar
la incidencia del COVID-19 en las actividades laborales de los trabajadores rurales, y cómo ha evolucionado
dicha situación hasta el presente. Para ello se empleó el Análisis por Coincidencia de Puntuación de
Propensión, considerando como grupo de estudio a los trabajadores de la zona rural. Los resultados
indicaron que la diferencia entre grupos fue mínima, resaltando que las variables mayormente afectadas
fueron la jornada laboral de las personas, el total de ingreso mensual, y el total de gasto mensual. Asimismo,
se atribuye su situación debido a otras causas como la falta de apoyo estatal, y de programas que impulsen la
productividad del sector agrícola, y la vida de los pobladores.
Palabras clave: agricultura, economía, productividad, sector rural.
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Universidad, Ciencia y Tecnología,
Número Especial 2024, (pp. 361-369)
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Recibido (10/04/2024), Aceptado (03/05/2024)
https://doi.org/10.47460/uct.v28iSpecial.835
Evolution of rural workers post-COVID-19: adaptations, challenges, and opportunities from the
pandemic to the present
Abstract.- The pandemic caused by the COVID-19 virus has caused several labor inconveniences for rural
area inhabitants, highlighting that, although agriculture is their main source of income, it has been reduced in
certain areas. The purpose of this work was to evaluate the incidence of COVID-19 on the work activities of
rural workers, and how this situation has evolved to the present. To this end, the Pension Score Coincidence
Analysis was used, considering workers in rural areas as a study group. The results indicated that the
difference between groups was minimal, highlighting that the variables most affected were the working day of
the people, the total monthly income, and the total monthly expenditure. Their situation is also attributed to
other causes, such as the lack of government support and programs to boost agricultural productivity and the
inhabitants' livelihoods.
Keywords: agriculture, economy, productivity, rural sector.
Quinde F. et al. Evolución de los trabajadores rurales post-COVID-19
Correspondencia: *fquinde@uagraria.edu.ec
Francisco Quinde Rosales
https://orcid.org/0000-0001-9243-3513
fquinde@uagraria.edu.ec
Universidad Agraria del Ecuador
Guayaquil, Ecuador
Victor Quinde Rosales
https://orcid.org/0000-0001-9617-8054
vquinde@uagraria.edu.ec
Universidad Agraria del Ecuador
Guayaquil, Ecuador
Rina Bucaram Leverone
https://orcid.org/0000-0003-4456-7095
rbucaram@uagraria.edu.ec
Universidad Agraria del Ecuador
Guayaquil, Ecuador
Jonathan Chávez Haro
https://orcid.org/0000-0003-0899-8058
jschavez@uagraria.edu.ec
Universidad Agraria del Ecuador
Guayaquil, Ecuador
I. INTRODUCCIÓN
La agricultura juega un papel fundamental en el desarrollo social, el crecimiento económico de los países y la
generación de oportunidades laborales. Este sector es la base de la seguridad alimentaria, proporcionando
alimentos esenciales para la supervivencia y el bienestar de las poblaciones. Un sector agrícola robusto
asegura el acceso a alimentos nutritivos y asequibles, lo que es crucial para el desarrollo físico y cognitivo de
las personas, especialmente en comunidades rurales [1].
Además, en muchas regiones del mundo, especialmente en países en desarrollo, la agricultura es una fuente
vital de ingresos para las familias. La mejora de las prácticas agrícolas y el acceso a mercados puede
incrementar los ingresos de los pequeños agricultores, reduciendo la pobreza y mejorando la calidad de vida
de las comunidades rurales [2]. La agricultura también contribuye a la cohesión social y a la preservación de
tradiciones culturales. Las prácticas agrícolas tradicionales y los festivales relacionados con la cosecha y el
ciclo agrícola son componentes importantes de la identidad cultural de muchas comunidades [1].
En términos económicos, la agricultura constituye una proporción significativa del Producto Interno Bruto
(PIB) en numerosos países. Un sector agrícola productivo puede impulsar el crecimiento económico general
del país al aumentar la producción y exportación de productos agrícolas [3]. La inversión en agricultura a
menudo conlleva mejoras en infraestructura, como carreteras, sistemas de riego y almacenamiento, que no
solo benefician al sector agrícola, sino también a la economía en general, facilitando el comercio y el acceso a
servicios básicos [2]. Además, la agricultura puede ser un motor para la industrialización a través del
desarrollo de industrias relacionadas, como la agroindustria, la fabricación de maquinaria agrícola y el
procesamiento de alimentos. Esto contribuye a la diversificación económica, reduciendo la dependencia de un
solo sector económico [3].
La agricultura es también una de las principales fuentes de empleo, especialmente en áreas rurales.
Proporciona trabajo tanto en la producción directa de cultivos y ganado como en actividades secundarias
relacionadas, como el procesamiento, la distribución y la comercialización de productos agrícolas [1]. El sector
agrícola ofrece oportunidades para la innovación y el emprendimiento. Nuevas tecnologías agrícolas, prácticas
sostenibles y la expansión de mercados orgánicos y de comercio justo abren caminos para que los
emprendedores desarrollen nuevos productos y servicios [2]. Además, la agricultura tiene el potencial de
incluir a grupos vulnerables, como mujeres y jóvenes, en la fuerza laboral. Programas específicos de
capacitación y acceso a recursos pueden empoderar a estos grupos, mejorando su participación económica y
contribuyendo a la equidad de género y la inclusión social [1].
De manera que, la agricultura es crucial para el desarrollo social, el crecimiento económico y la generación
de oportunidades laborales. Un sector agrícola robusto no solo garantiza la seguridad alimentaria y reduce la
pobreza, sino que también impulsa el crecimiento económico, desarrolla infraestructura y ofrece
oportunidades de empleo e innovación. Por lo tanto, invertir en agricultura y mejorar las prácticas agrícolas es
esencial para el desarrollo sostenible de los países y el bienestar de sus poblaciones.
En este trabajo se ha evaluado el efecto del COVID-19 en la población del sector agrícola, y reconocer las
posibles perspectivas que puedan surgir para las mejoras en dicho sector, aportando notoriamente a su
crecimiento y desarrollo. El trabajo se encuentra dividido en cuatro fases: la primera fase se refiere a la
pertinente revisión documental, donde se analizan investigaciones previas que permitan describir de una
manera más acertada a la problemática; en la segunda fase se presenta la metodología empleada, y el
instrumento de recolección de información; en la tercera fase se aplica el modelo econométrico y se generan
los resultados, por último, en base al comportamiento de las variables empleadas, se sintetizan los hechos y
se crean las conclusiones del caso.
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II. DESARROLLO
Las comunidades rurales dedicadas a la agricultura a menudo enfrentan desafíos económicos significativos,
ya que sus ingresos dependen de factores impredecibles como el clima, las plagas y las fluctuaciones de los
precios de mercado. Esta incertidumbre económica puede limitar su acceso a recursos básicos y servicios
esenciales, dificultando la capacidad de estas familias para mejorar sus condiciones de vida y asegurar un
futuro próspero para sus hijos. La falta de infraestructura adecuada, como sistemas de riego eficientes y
caminos transitables, también agrava estas dificultades, restringiendo su capacidad para transportar
productos al mercado y acceder a insumos agrícolas de calidad. En este contexto, la implementación de
políticas de apoyo y el acceso a tecnologías agrícolas avanzadas son cruciales para mejorar la estabilidad
económica y el bienestar general de estas comunidades [4].
Desde la llegada del COVID-19, las carencias económicas en las comunidades rurales dedicadas a la
agricultura se han intensificado considerablemente. La pandemia ha interrumpido las cadenas de suministro,
dificultando el acceso a mercados y a insumos esenciales para la producción agrícola. Además, las
restricciones de movilidad y los confinamientos han limitado la capacidad de los agricultores para vender sus
productos, reduciendo significativamente sus ingresos. La falta de infraestructuras adecuadas, como sistemas
de riego y transporte, ha exacerbado estas dificultades, impidiendo la distribución eficiente de alimentos y
aumentando los costos de producción. En este contexto, muchas familias agrícolas han visto deteriorarse aún
más su calidad de vida, enfrentando mayores obstáculos para acceder a servicios básicos como la educación y
la atención sanitaria. La situación ha puesto de relieve la necesidad urgente de políticas de apoyo y de
inversión en tecnologías agrícolas para mitigar los efectos adversos y mejorar la resiliencia de estas
comunidades ante futuras crisis [5], [6].
A pesar de las dificultades exacerbadas por el COVID-19, el sector agrícola ha demostrado ser un pilar
fundamental para muchas familias rurales, permitiéndoles organizarse y asegurar su propio sustento.
Enfrentando restricciones y desafíos sin precedentes, estas comunidades han encontrado formas
innovadoras de mantener la producción y distribución de alimentos. La cooperación entre agricultores y el
desarrollo de redes locales de apoyo han sido esenciales para superar las barreras logísticas y económicas.
Este esfuerzo colectivo no solo ha asegurado el suministro constante de alimentos para sus propias familias,
sino que también ha fomentado la competitividad en el mercado local. La resiliencia y adaptabilidad del sector
agrícola han sido cruciales para sostener la economía rural, proporcionando estabilidad y recursos necesarios
en tiempos de incertidumbre, y destacando su importancia para la seguridad alimentaria a nivel comunitario y
regional [7].
A pesar de la resiliencia demostrada y los esfuerzos colectivos para asegurar el sustento familiar y la
competitividad en el mercado local, el sector laboral agrícola se ha visto profundamente afectado. La
incertidumbre económica y las dificultades agravadas por la pandemia han llevado a muchos trabajadores
agrícolas a migrar a otras zonas en busca de empleos alternativos [8]. Esta migración ha dejado al sector
agrícola enfrentando una significativa escasez de mano de obra, lo que ha dificultado aún más la producción y
la cosecha de cultivos. La falta de trabajadores no solo afecta la capacidad de mantener niveles adecuados de
producción, sino que también incrementa la presión sobre aquellos que permanecen en el sector,
exacerbando los desafíos existentes y amenazando la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura local [9].
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El abandono del agro presenta una serie de aspectos desfavorables que afectan tanto a las familias como a
las comunidades rurales en su conjunto. La venta de tierras agrícolas, motivada por la necesidad urgente de
encontrar otras fuentes de ingreso, resulta en la pérdida de activos vitales que han sustentado a estas familias
durante generaciones. Abandonar la producción agrícola no solo disminuye la disponibilidad de alimentos
frescos y locales, sino que también interrumpe las tradiciones culturales y los conocimientos agronómicos
transmitidos de generación en generación. La búsqueda de sustento en industrias urbanas, aunque necesaria
para la supervivencia, implica a menudo empleos inestables y mal remunerados, que no proporcionan la
misma seguridad y autonomía que la agricultura familiar. Además, este éxodo laboral contribuye al deterioro
del tejido social rural y a la disminución de la vitalidad económica de las comunidades agrícolas, poniendo en
riesgo la sostenibilidad de las zonas rurales a largo plazo [10].
Las diferencias salariales entre el sector rural y el industrial son notables y han sido un factor decisivo en la
migración de la mano de obra agrícola hacia las zonas urbanas. En general, los empleos en el sector industrial
tienden a ofrecer salarios más altos y beneficios adicionales, como seguro de salud y estabilidad laboral, lo
que atrae a los trabajadores rurales en busca de mejores condiciones de vida. Esta disparidad salarial ha
dejado al sector agrícola con una escasez crítica de mano de obra, dificultando la producción y la cosecha de
cultivos. La falta de trabajadores no solo reduce la capacidad de los agricultores para mantener niveles
adecuados de producción, sino que también incrementa los costos operativos al tener que recurrir a
alternativas más caras, como la mecanización o la contratación de trabajadores temporales a salarios más
altos. Esta situación pone en riesgo la viabilidad económica del agro y compromete la seguridad alimentaria,
exacerbando los desafíos ya presentes en las comunidades rurales [11], [12], [13].
La pandemia por covid-19 ha marcado un antes y un después, premisa bajo la cual es conveniente la gestión
de un tipo de proceso de recuperación económica que parte desde el diseño de políticas que promuevan el
desarrollo territorial, donde estrategias referentes a la diversificación productiva y la creación de nuevas
fuentes de empleo ostentan un mayor protagonismo, donde se prime la participación conjunta entre el sector
agrícola, industrial, y de servicios [14].
III. METODOLOGÍA
La metodología empleada en la investigación fue cuasi experimental, con datos de corte transversal. Las
encuestas empleadas para el levantamiento de información fueron elaboradas por el Centro de Investigación
de Economía Agrícola y Ambiental del Ecuador, que se encuentra conexo a la Universidad Agraria del Ecuador.
Se identificó el grado de influencia de la pandemia ocasionada por el virus COVID-19 en las personas
trabajadoras del sector rural del cantón Milagro, además se utilizó el software estadístico y econométrico
Stata, para el tratamiento de los datos en el análisis por coincidencia de puntuación de propensión (PSM).
El análisis estuvo compuesto por cuatro etapas:
1. Desarrollo de un modelo logit, adecuado a la variable dicotómica de salida para estimar la puntuación de
propensión (propensity score), o para predecir la probabilidad de impacto del COVID-19 en t periodo dado un
conjunto de variables observables.
2. Se empleó el comando psmatch2 para relacionar los datos observados de los distintos periodos en
función a la puntuación de propensión. Para garantizar que la coincidencia entre los datos haya sido la
adecuada, fueron consideradas métricas como los indicadores B y R de Rubin, donde el indicador B de Rubin
debe tomar un valor inferior a 25, y el indicador R debe estar ubicado en un rango comprendido entre 0,5 a 2.
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3. Se utilizaron diferentes algoritmos de emparejamiento tales como: el emparejamiento por el vecino más
cercano (nearest neighbour - NN), y el emparejamiento según Kernel (Kernel matching). De los cuales se
seleccionó el emparejamiento por Kernel, debido a que muestra un balance satisfactorio de acuerdo al
estudio empleado.
4. Se empleó el comando kmatch para identificar la diferencia del impacto del COVID-19 entre los grupos de
tratamiento y control.
Para el diseño del modelo se consideraron las siguientes variables
Nivel de educación (NE)
Jornada Laboral (JL)
Miembros que laboran en la familia (ML)
Total de ingreso mensual (TIM)
Total de gasto mensual (TGM)
Situación económica a fin de mes (FDM)
Salud en general de la persona (SG)
Si la persona posee de seguro (PS)
Periodo de pandemia de covid-19 (Tcovid).
Donde la variable de respuesta es la situación que presentan la personas cada fin de mes (FDM), las variables
independientes al tratamiento son el nivel de educación (NE), la jornada laboral (JL), miembros que laboran en
la familia (ML), total de ingreso mensual (TIM), total de gasto mensual (TGM), el estado de salud en general de
la persona (SG), si la persona posee seguro (PS); y como variable para el tratamiento es el periodo de
pandemia de COVID-19 (tcovid).
IV. RESULTADOS
El modelo por coincidencia de puntuación de propensión (PSM) permite identificar a partir de un conjunto de
observaciones el impacto que genera una variable de tratamiento respecto a una variable de salida, tomando
en consideración las covarianzas de las variables observadas, para luego proceder a asignarlas o no a un
tratamiento, partiendo de su probabilidad, motivo por el cual se desarrolló bajo los siguientes apartados.
La estimación del modelo logit con 750 observaciones (Tabla 1) indica que las observables son la jornada
laboral (10% de significancia), el total de ingreso mensual (1% de significancia) y el total de gasto mensual (1%
de significancia), por lo tanto, la variable de tratamiento (tcovid), guarda una relación con las variables
previamente descritas.
Tabla 1. Modelo de regresión logit.
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En la tabla 2, de manera inmediata, se estiman los primeros efectos de la puntuación de propensión respecto
a la variable de salida como lo es la situación económica de los trabajadores a fin de mes (fdm), con el
promedio del efecto del tratamiento sobre los individuos tratados (ATT), donde se observa cierta diferencia
debido a que los elementos no emparejados presentan una diferencia entre los grupos de tan solo 0,02,
mientras que por el contrario, aquellos que están seleccionados por ATT tienen una diferencia entre grupos
de 0,13, lo cual implica que si ha existido un ligero cambio entre las variables observables, respecto a la
variable de salida (fdm).
Tabla 2. Efectos del tratamiento en los individuos tratados (ATT).
Como medidas de emparejamiento o matching, se emplearon los algoritmos tales como: emparejamiento
por vecino más cercano (NN matching), el cual considera la proximidad basándose en la similitud existente
entre casos; y así también el emparejamiento por Kernel (Kernel matching), donde se emplea un promedio
ponderado de los individuos del grupo de control, para emparejar los casos aptos entre los grupos de
tratamiento y control. El algoritmo seleccionado fue el emparejamiento por Kernel debido a que concentra
una mayor cantidad de casos entre ambos grupos, presenta una diferencia mayor según el indicador de
efectos del tratamiento para individuos tratados (ATT), además tiene un valor de prueba t ligeramente mayor,
es decir, hay existencia de una diferencia significativa entre los algoritmos.
El método de emparejamiento de Kernel se emplea porque aborda el efecto del tratamiento sobre los
individuos tratados y no tratados, asimismo indica el promedio del efecto del tratamiento en conjunto (ATE),
es decir, a diferencia del ATT, este considera todos los casos presentes en el grupo objeto de estudio.
Tabla 3. Algoritmos de emparejamiento y método de Kernel.
Para el desarrollo del estudio fue calculado el efecto que cada una de las variables observables pueda
generar al considerar al tiempo de ocurrencia del COVID-19 (tcovid) sobre la variable de salida (fdm), y sobre el
conjunto de datos de las demás variables, donde se obtuvo que el nivel de educación (ne) impacta en un 5,2%,
el tipo de jornada laboral de los pobladores (jl) en un 7,2%, la cantidad de miembros que laboran en las
familias (ml) implica un nivel de influencia del 6%, el total de ingreso mensual (tim) en 6,8%, el total de gasto
mensual en 7,3%, el estado de salud en general del trabajador (sg) en 5,8%, y si la persona posee o no seguro
(ps) en 6,3%.
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Se utilizó un test de análisis de coincidencias de puntuación de propensión para identificar si los valores
fueron designados correctamente a los respectivos grupos de tratamiento y control (Tabla 4), por lo tanto, se
interpretan dos indicadores como B y R de Rubin respectivamente, siendo en este caso el indicador B de
Rubin igual a 15,6, y R de Rubin igual a 1,09, por consiguiente se cumplen con las condiciones, donde B debe
ser inferior a 25 y R estar entre 0,5 a 2, es decir, la asignación de los casos a los grupos de tratamiento y
control fue la adecuada.
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Tabla 4. Análisis de las coincidencias de puntuación de propensión.
A. Adaptaciones, desafíos y oportunidades
El sector agrario enfrenta un panorama complejo que incluye adaptaciones, desafíos y oportunidades
significativas. Estos aspectos son cruciales para entender cómo los agricultores y las comunidades rurales
pueden navegar en un entorno cambiante y aprovechar las nuevas realidades para su beneficio.
Adaptaciones
Los agricultores están adoptando nuevas tecnologías como la agricultura de precisión, el uso de drones para
monitoreo de cultivos y sistemas de riego inteligentes para optimizar el uso de recursos y aumentar la
productividad. Estas innovaciones permiten una gestión más eficiente y sostenible de las explotaciones
agrícolas. Además, para mitigar los riesgos asociados con la dependencia de un solo tipo de cultivo, muchos
agricultores están diversificando sus producciones. Esto no solo protege contra fluctuaciones de precios y
condiciones climáticas adversas, sino que también puede abrir nuevos mercados y oportunidades de
ingresos.
Por otra parte, la implementación de prácticas agrícolas sostenibles, como la rotación de cultivos, la
agroforestería y el uso de fertilizantes orgánicos, está ganando terreno. Estas prácticas no solo mejoran la
salud del suelo y reducen el impacto ambiental, sino que también pueden aumentar la resiliencia de las
explotaciones agrícolas frente a los cambios climáticos.
Desafíos
El cambio climático representa uno de los mayores desafíos para el sector agrario, con fenómenos
meteorológicos extremos que afectan la producción de cultivos y la disponibilidad de agua. Los agricultores
deben adaptarse a estos cambios mediante técnicas resilientes y diversificación de cultivos. Por otra parte,
muchos pequeños agricultores enfrentan dificultades para acceder a financiamiento adecuado para invertir
en tecnología, mejorar infraestructuras y adquirir insumos de calidad. Sin acceso a crédito, las mejoras
necesarias para aumentar la productividad y sostenibilidad son difíciles de implementar.
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Como se ha mencionado, la migración de trabajadores rurales hacia sectores industriales en busca de
mejores salarios ha dejado al sector agrícola con una falta crítica de mano de obra. Esta escasez no solo
afecta la capacidad de producción, sino que también incrementa los costos operativos.
Oportunidades
El creciente interés por alimentos orgánicos y productos de comercio justo representa una oportunidad
significativa para los agricultores. Al acceder a estos nichos de mercado, pueden obtener precios premium y
mejorar sus ingresos, al mismo tiempo que responden a la demanda de consumidores conscientes.
Diversos programas gubernamentales y organizaciones no gubernamentales están ofreciendo apoyo a los
agricultores a través de subvenciones, capacitación y acceso a tecnologías. Estos programas pueden ayudar a
superar barreras financieras y tecnológicas, facilitando la modernización y sostenibilidad del sector. Por otra
parte, el agroturismo está emergiendo como una fuente alternativa de ingresos para las comunidades rurales.
Al ofrecer experiencias turísticas vinculadas a la agricultura, los agricultores pueden diversificar sus fuentes de
ingreso, promover productos locales y aumentar la conciencia sobre la vida rural y las prácticas sostenibles.
CONCLUSIONES
El sector agrario ha demostrado ser un pilar fundamental para las comunidades rurales, especialmente en
tiempos de crisis como la pandemia del COVID-19. A pesar de enfrentar enormes desafíos, los agricultores
han mostrado una notable capacidad de adaptación mediante la adopción de nuevas tecnologías, la
diversificación de cultivos y la implementación de prácticas sostenibles. Estas estrategias no solo han
permitido a muchas familias asegurar su sustento, sino que también han incrementado la competitividad en el
mercado local, beneficiando a toda la comunidad.
Sin embargo, las disparidades salariales entre el sector rural y el industrial han provocado una migración
significativa de trabajadores agrícolas hacia las zonas urbanas en busca de mejores oportunidades. Esta
migración ha dejado al sector agrario con una escasez crítica de mano de obra, afectando la producción y
elevando los costos operativos. La falta de trabajadores no solo limita la capacidad de los agricultores para
mantener niveles adecuados de producción, sino que también pone en riesgo la viabilidad económica y la
sostenibilidad a largo plazo del sector.
Además, el abandono del agro ha tenido consecuencias negativas, como la venta de tierras y el cese de la
producción agrícola. Las familias que buscan sustento en industrias urbanas a menudo enfrentan empleos
inestables y mal remunerados, lo que no proporciona la misma seguridad y autonomía que la agricultura
familiar. Este éxodo laboral contribuye al deterioro del tejido social rural y a la disminución de la vitalidad
económica de las comunidades agrícolas, comprometiendo la sostenibilidad de las zonas rurales.
A pesar de estas dificultades, el sector agrario ofrece numerosas oportunidades para aquellos dispuestos a
innovar y adaptarse. Los mercados orgánicos y de comercio justo presentan nuevas posibilidades de ingresos,
mientras que los programas de apoyo gubernamental y de ONGs pueden ayudar a superar barreras
financieras y tecnológicas. El agroturismo también emerge como una fuente alternativa de ingresos,
permitiendo a los agricultores diversificar sus actividades y aumentar la conciencia sobre la vida rural y las
prácticas sostenibles.
El futuro del sector agrario dependerá de la capacidad de los agricultores para adaptarse a los cambios,
aprovechar las oportunidades de mercado y contar con el apoyo necesario para superar los desafíos actuales.
Invertir en tecnología, prácticas sostenibles y programas de apoyo será crucial para asegurar un desarrollo
rural próspero y sostenible, beneficiando no solo a las comunidades agrícolas sino también a la economía y
sociedad en su conjunto.
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