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ISSN-E: 2542-3401, ISSN-P: 1316-4821
Universidad, Ciencia y Tecnología,
Número Especial 2024, (pp. 370-379)
CONCLUSIONES
Los resultados de la prueba de Kolmogorov-Smirnov sugieren que el programa de inteligencia emocional ha
tenido un impacto positivo en la reducción de la agresión escolar, tanto física como verbal, así como en la
hostilidad e ira de los estudiantes de primaria. La falta de normalidad en las distribuciones después de la
intervención podría reflejar la variabilidad individual en la respuesta al programa, indicando la necesidad de
ajustes personalizados para maximizar su efectividad. Este resultado es crucial ya que la agresión escolar no
solo afecta el bienestar inmediato de las víctimas, sino que también puede tener consecuencias a largo plazo,
incluyendo problemas de salud mental y disminución del rendimiento académico. La reducción de estos
comportamientos agresivos mediante intervenciones emocionales contribuye a crear un ambiente escolar
más seguro y propicio para el aprendizaje.
Los resultados de la prueba de Rangos de Wilcoxon apoyan la hipótesis de que el programa de inteligencia
emocional aporta de manera positiva a la reducción de la violencia en la escuela. Aunque hay variabilidad en
las respuestas individuales de los estudiantes, la tendencia general muestra una disminución significativa en
los niveles de agresión escolar después de la implementación del programa. Este hallazgo resalta la
efectividad del programa en mejorar el comportamiento de los estudiantes y reducir los incidentes de
violencia en el entorno escolar.
Aunque el programa mostró ser efectivo en gran parte de los estudiantes, es necesario una evaluación y
actualización continua para mejorar su efectividad, de manera que se ajuste a las necesidades particulares y
generales de los grupos de estudio.
La agresión escolar, si no se aborda adecuadamente, puede deteriorar significativamente el clima escolar,
afectando las relaciones entre estudiantes y entre estudiantes y profesores. La mejora en la autorregulación
emocional y las habilidades sociales de los estudiantes, facilitada por el programa de inteligencia emocional,
fomenta interacciones más positivas y reduce los conflictos. Esto no solo mejora el ambiente de aprendizaje,
sino que también promueve una cultura de respeto y empatía, esenciales para el desarrollo social y
emocional saludable de los estudiantes.
La agresión escolar está estrechamente relacionada con problemas sociales más amplios, como la
delincuencia juvenil, el abuso de sustancias y la perpetuación de ciclos de violencia. Al intervenir
tempranamente y reducir la agresión en el entorno escolar, se pueden prevenir estos problemas sociales a
largo plazo. Los estudiantes que aprenden a manejar sus emociones y a resolver conflictos de manera
pacífica tienen menos probabilidades de involucrarse en comportamientos delictivos y más probabilidades de
desarrollar relaciones interpersonales saludables en la adultez. Por lo tanto, la efectividad de los programas
de inteligencia emocional no solo mejora el ambiente escolar inmediato, sino que también contribuye a la
formación de ciudadanos responsables y empáticos, beneficiando a la sociedad en general.
REFERENCIAS
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Yagual V. et al. La inteligencia emocional como mecanismo de prevención de agresiones escolares