La inteligencia emocional como mecanismo de
prevención de agresiones escolares
ISSN-E: 2542-3401, ISSN-P: 1316-4821
Universidad, Ciencia y Tecnología,
Número Especial 2024, (pp. 370-379)
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Recibido (10/04/2024), Aceptado (03/05/2024)
https://doi.org/10.47460/uct.v28iSpecial.836
Yagual V. et al. La inteligencia emocional como mecanismo de prevención de agresiones escolares
Correspondencia: *vyagual@ucvvirtual.edu.pe
Verónica Vanessa Yagual Montoya
https://orcid.org/0000-0001-5051-9810
vyagual@ucvvirtual.edu.pe
Universidad César Vallejo
Piura, Perú
Luisa Mercedes Mora Espinoza
https://orcid.org/0000-0002-0451-4530
p7002322724@ucvvirtual.edu.pe
Universidad César Vallejo
Piura, Perú
Raquel Elizabeth Almeida Suárez
https://orcid.org/ 0000-0003-1805-312X
P7002454277@ucvvirtual.edu.pe
Universidad César Vallejo
Piura, Perú
Balbina Isabel Payne Delgado
https://orcid.org/ 0009-0003-8610-6227
isapay@hotmail.es
Investigador independiente
Guayaquil, Ecuador
Jenny Carlota Fuentes Villanueva
https://orcid.org/ 0009-0005-5489-3232
jennyfuentes@hotmail.es
Investigador independiente
Guayaquil, Ecuador
Resumen: Este trabajo evaluó un programa de inteligencia emocional aplicado a niños de primaria. El estudio
se realizó con un grupo experimental y otro de control, lo que permitió comparar el programa con los
métodos tradicionales. Durante el experimento se observaron manifestaciones de agresividad, como ira, y
lenguaje soez, entre otras, comportamientos que mejoraron progresivamente hasta obtener resultados
favorables en el post-test. Estos resultados revelan que la inclusión de programas dirigidos a fomentar el
desarrollo de la inteligencia emocional puede mejorar significativamente el comportamiento de los alumnos,
mejorar las relaciones con compañeros y profesores, y proporcionarles herramientas esenciales para su
futura vida profesional y social.
Palabras clave: agresividad escolar, control de emociones, programa educativo, inteligencia emocional.
Abstract.- This paper evaluated an emotional intelligence program applied to primary school children. The
study was conducted with an experimental group and a control group, allowing for a comparison between the
program and traditional methods. During the experiment, manifestations of aggression, such as anger, and
foul language, among others, were observed, and these behaviors progressively improved until favorable
results in the post-test. These results indicate that incorporating programs to develop emotional intelligence
can markedly improve student behavior, strengthen peer and teacher relationships, and equip students with
vital skills for their future professional and social lives.
Keywords: school aggressiveness, emotion control, educational program, emotional intelligence.
Emotional intelligence as a mechanism for the prevention of school aggression
I. INTRODUCCIÓN
La adquisición de habilidades sociales en la escuela es crucial para el desarrollo integral de los estudiantes,
ya que estas habilidades les permiten interactuar de manera efectiva y positiva con sus compañeros,
profesores y otras personas en su entorno. Las habilidades sociales incluyen la capacidad de comunicarse de
manera clara y efectiva, la empatía, la capacidad de colaborar y trabajar en equipo, y la gestión de conflictos.
Estas habilidades no solo mejoran el ambiente escolar y el rendimiento académico, sino que también
preparan a los estudiantes para enfrentar los desafíos de la vida adulta con confianza y competencia.
Por una parte, las habilidades sociales mejoran la comunicación entre los estudiantes. De esta manera, los
estudiantes que desarrollan buenas habilidades de comunicación pueden expresar sus ideas, necesidades y
emociones de manera adecuada, facilitando las interacciones con sus compañeros y profesores. Este tipo de
comunicación efectiva es fundamental para el trabajo en equipo y la resolución de problemas en grupo, lo que
a su vez contribuye a un ambiente de aprendizaje cooperativo y productivo [1]. Además, la capacidad de
empatizar con los demás, una parte esencial de las habilidades sociales permite a los estudiantes entender y
respetar los sentimientos y perspectivas de los demás. Esto fomenta relaciones positivas y reduce los
conflictos, creando un entorno escolar más armonioso [2].
El desarrollo de habilidades sociales también está directamente relacionado con un mejor rendimiento
académico. Los estudiantes que son capaces de trabajar bien en equipo y comunicarse efectivamente con sus
compañeros y profesores tienden a tener un mejor desempeño en tareas grupales y actividades de clase.
Pueden pedir ayuda cuando la necesitan y participar activamente en discusiones, lo que facilita un aprendizaje
más efectivo [3]. Además, tener la capacidad de interactuar positivamente con los demás puede aumentar la
autoestima y la confianza de los estudiantes. Sentirse aceptado y valorado por sus compañeros y profesores
les da la seguridad para enfrentar nuevos retos y participar activamente en el aula [4].
De esta manera, las habilidades sociales son fundamentales para el desarrollo de la inteligencia emocional,
que incluye la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás.
Los estudiantes con alta inteligencia emocional son mejores para manejar el estrés, adaptarse a los cambios y
tomar decisiones informadas [5]. Además, cuando los estudiantes tienen habilidades sociales sólidas,
contribuyen a un ambiente escolar más positivo y acogedor. Las relaciones positivas entre estudiantes y entre
estudiantes y profesores crean un entorno propicio para el aprendizaje y el crecimiento personal [6]. Las
habilidades sociales también fomentan la responsabilidad y la ética en las interacciones, ayudando a los
estudiantes a respetar las normas, ser responsables de sus acciones y tratar a los demás con justicia y
equidad [7].
Por tanto, la adquisición de habilidades sociales en la escuela es fundamental para el desarrollo académico,
emocional y social de los estudiantes. Estas habilidades no solo mejoran el ambiente escolar y el rendimiento
académico, sino que también preparan a los estudiantes para enfrentar los desafíos de la vida adulta con
confianza y competencia. La importancia de estas habilidades no puede subestimarse, ya que son esenciales
para la formación integral de los estudiantes y su éxito en la vida. En este sentido, en este trabajo se ha
puesto en práctica un programa para de inteligencia emocional para contrarrestar las situaciones de violencia
y agresión presentes en estudiantes de primaria.
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II. DESARROLLO
La inteligencia emocional es una capacidad fundamental que afecta diversas áreas de la vida, incluyendo las
relaciones interpersonales, el rendimiento académico y la salud mental. Esta habilidad se refiere a la
capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones, así como de reconocer y influir en
las emociones de los demás. Daniel Goleman [8], uno de los principales teóricos en este campo, sostiene que
la inteligencia emocional es tan importante como el coeficiente intelectual (CI) en el logro del éxito personal y
profesional.
Por una parte, la inteligencia emocional incluye varias competencias clave, como la autoconciencia, que
implica reconocer nuestras propias emociones y cómo estas afectan nuestros pensamientos y
comportamientos. Además, la autorregulación es crucial, ya que nos permite controlar nuestras emociones y
comportamientos impulsivos, manejar el estrés y adaptarnos a los cambios. La motivación interna también es
un componente esencial, ya que nos impulsa a perseguir metas por razones personales más que por
recompensas externas [9]. Además, la empatía, otra competencia central de la inteligencia emocional, nos
permite comprender y compartir los sentimientos de los demás. Esta habilidad es particularmente importante
en la construcción de relaciones saludables y efectivas, tanto en el ámbito personal como profesional. La
capacidad de empatizar con los demás facilita la resolución de conflictos y promueve un entorno de
cooperación y respeto mutuo [10].
Por otro lado, las habilidades sociales son un componente fundamental de la inteligencia emocional. Estas
habilidades incluyen la capacidad de manejar las relaciones interpersonales de manera efectiva, comunicarse
claramente, inspirar y liderar a otros, trabajar en equipo y manejar conflictos. Las personas con altas
habilidades sociales son capaces de crear redes de apoyo sólidas, lo que es vital para el bienestar emocional y
el éxito en la vida [5]. En este sentido, es importante destacar que la inteligencia emocional no es una
habilidad innata que se posee o no se posee, sino que puede desarrollarse y fortalecerse a lo largo del tiempo
mediante la práctica y la experiencia. Programas educativos y de formación específicos pueden ayudar a las
personas a mejorar su inteligencia emocional, proporcionando herramientas y técnicas para gestionar mejor
sus emociones y relaciones [8].
A. Antecedentes
Huamanttupa [11] afirma la necesidad de que la escuela promueva espacios para el desarrollo de la
inteligencia emocional a fin de atender otros problemas que afectan el ámbito escolar. Así mismo, Munevar et
al [12] pudo confirmar que las estrategias basadas en juegos de paz pueden contribuir a una reducción de la
agresión en las escuelas. De esta misma manera, otros autores [13] han contribuido con el desarrollo de
propuestas pedagógicas basadas en el manejo de habilidades socioemocionales, mostrando que son efectivas
para la reducción de violencia en espacios escolares.
Por su parte, Pérez y Gómez [14] afirman que la caracterización de los problemas de violencia escolar,
basados en la investigación acción ha tomado en cuenta habilidades sociales como la empatía, relaciones
positivas, así como reflexiones sobre los valores personales e inteligencia emocional, como un mecanismo que
ayuda a disminuir la agresividad. Del mismo modo, Peña y Aguaded [15], midieron la inteligencia emocional y
el bienestar, confirmando que el apropiado dominio de las emociones puede favorecer un ambiente escolar
armonioso en el salón de clases y mejorar la convivencia entre los estudiantes. Otros estudios [16] también
han confirmado que la inteligencia emocional contribuye a la relación entre pares y a un espacio más
armonioso en el aula, destacando que además fomenta el desarrollo de mejores personas en ambientes
sociales fuera de la escuela.
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B. Elementos que debe contener un programa de inteligencia emocional para niños de educación básica
Autoconciencia: A través de actividades de reflexión y diarios emocionales, los niños aprenden a identificar
y comprender sus emociones, lo que les ayuda a manejar sus respuestas en diferentes situaciones.
Autorregulación: Mediante ejercicios de respiración y técnicas de relajación, los niños aprenden a
controlar sus emociones y comportamientos impulsivos, lo cual es fundamental para su desarrollo
emocional y social. Motivación: Fomentar el establecimiento de metas y elogiar el esfuerzo ayuda a los
niños a desarrollar una motivación interna para alcanzar sus objetivos, incluso cuando enfrentan desafíos.
Empatía: Juegos de roles y la lectura de cuentos que presenten diferentes perspectivas ayudan a los niños
a desarrollar la empatía, permitiéndoles entender y compartir los sentimientos de los demás.
Habilidades sociales: Juegos cooperativos y actividades de trabajo en equipo enseñan a los niños cómo
interactuar de manera efectiva y positiva con sus compañeros, mejorando sus habilidades de
comunicación y colaboración.
Resolución de conflictos: Mediante role-playing y técnicas de mediación, los niños aprenden a resolver
desacuerdos de manera pacífica y constructiva, lo cual es esencial para mantener relaciones saludables.
Conciencia social: Proyectos comunitarios y celebraciones de la diversidad cultural fomentan una
comprensión de las normas sociales y la dinámica de los grupos, así como una apreciación de la
diversidad.
Gestión del estrés: Prácticas de mindfulness y actividades físicas ayudan a los niños a reconocer y manejar
el estrés de manera saludable, mejorando su bienestar general.
Resolución de problemas: Actividades de pensamiento crítico y desafíos en grupo enseñan a los niños a
abordar y resolver problemas de manera efectiva, desarrollando sus habilidades cognitivas y de toma de
decisiones.
Comunicación efectiva: Juegos de expresión oral y debates en clase permiten a los niños practicar la
comunicación clara y apropiada, mejorando su capacidad para expresar ideas y emociones en diferentes
contextos.
III. METODOLOGÍA
Para este trabajo se seleccionó un grupo de control con 37 estudiantes y un grupo experimental con 35, los
que fueron analizados durante 16 sesiones de ejecución del programa. Para ello se consideraron los
siguientes criterios:
La dimensión de autoconciencia cuenta con los indicadores de conciencia emocional, autoestima,
autovaloración adecuada y confianza en uno mismo
Los indicadores que corresponden a la dimensión de autorregulación son: autocontrol y automotivación.
Los indicadores que corresponden a la dimensión de conciencia social son: empatía y espíritu de servicio
Los indicadores que corresponden a la dimensión habilidad social son: trabajo en equipo, liderazgo
inspirador, independencia.
Por otra parte, para la medición de la agresión social se consideró lo siguiente:
Sobre los indicadores para la dimensión agresión verbal se tuvo como indicadores: la discusión abierta,
amenazas y lo que son las frases despectivas.
Con respecto a la dimensión agresión física se tiene como indicadores: empujones, golpes directos y
reacción a provocaciones.
·Sobre la dimensión hostilidad se tuvo como indicadores: la sensación de envidia / frustración, también el
resentimiento y la desconfianza hacia los demás.
En cuanto a la dimensión ira se tienen como indicadores: enojo, frustración, así como la violencia sobre
objetos cercanos.
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En la figura 1 se describen los elementos asociados al programa y la relación entre ellos, reconociendo que la
experiencia personal es el centro de todo y es donde convergen las directrices del programa.
En la tabla 1 se muestran los elementos del programa y sus objetivos, aplicados a estudiantes de primaria. Se
observa además que estas actividades se centran en el fortalecimiento personal de cada individuo y que
incluyen la participación familiar y valoración del entorno.
Fig 1. Diseño del programa basado en inteligencia emocional.
Tabla 1. Características del programa de inteligencia emocional.
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RESULTADOS
En la evaluación del nivel de agresión escolar, tanto para el grupo de control (sin aplicación del programa)
como para el grupo experimental (con aplicación del programa), se obtuvieron los resultados presentes en la
tabla 2.
Tabla 2. Características del programa de inteligencia emocional.
Se muestra una notable diferencia en los resultados entre el grupo experimental y el grupo de control
después de la intervención. En el grupo experimental, se observa una reducción significativa en los niveles
altos de agresión tanto verbal como física, acompañada de un incremento en los niveles bajos de agresión.
Esto sugiere que la intervención aplicada tuvo un efecto positivo en la disminución de comportamientos
agresivos entre los participantes del grupo experimental. En contraste, el grupo de control no mostró mejoras
significativas en los niveles de agresión, e incluso algunos niveles de agresión aumentaron en ciertos casos.
Estos resultados indican que la intervención específica aplicada al grupo experimental fue efectiva en
modificar los comportamientos agresivos, mientras que la falta de intervención en el grupo de control resultó
en la persistencia o empeoramiento de los niveles de agresión.
En la tabla 3 se muestran los resultados asociados a la hostilidad y la ira antes y después de la intervención,
observando que existen diferencias significativas en los resultados entre el grupo experimental y el grupo de
control después de la intervención. En el grupo experimental, se observa una reducción considerable en los
niveles altos de hostilidad e ira, junto con un aumento en los niveles bajos de ambas emociones. Esto indica
que la intervención aplicada fue efectiva en disminuir tanto la hostilidad como la ira entre los participantes del
grupo experimental. Por otro lado, en el grupo de control, los niveles de hostilidad e ira muestran cambios
mínimos o incluso un leve incremento en algunos casos, sugiriendo que la ausencia de intervención no
contribuyó a mejorar estos comportamientos emocionales. Estos resultados destacan la eficacia de la
intervención en el grupo experimental para gestionar y reducir los sentimientos de hostilidad e ira, mientras
que el grupo de control mantuvo o empeoró sus niveles en estas áreas emocionales.
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A. Tratamiento estadístico
La tabla 4 muestra los resultados de la prueba de normalidad de Kolmogorov-Smirnov para diversas
dimensiones de agresión escolar. Esta prueba es esencial para evaluar la efectividad del programa en la
reducción de la agresión escolar. Se observa que, para todas las variables y dimensiones evaluadas, los
resultados indican que los valores de significancia (Sig.) son menores a 0,05, lo que sugiere que las
distribuciones no son normales en ambos momentos, pretest y postest.
En específico, las pruebas para la agresión escolar, física, y verbal, tanto en el pretest como en el postest,
presentan valores de significancia significativamente bajos, lo cual confirma la no normalidad de los datos.
Esto implica que las variaciones observadas no siguen una distribución normal, y es probable que existan
diferencias notables en las respuestas de los participantes debido a la intervención del programa.
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Tabla 3. Nivel de hostilidad y de ira encontrado antes y después de
la intervención.
Tabla 4. Prueba de normalidad de Kolmogorov-Smirnov.
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La reducción en los estadísticos de Kolmogorov-Smirnov de pretest a postest en la agresión física y verbal
sugiere una disminución en la variabilidad de las respuestas post intervención, indicando una posible mejora
en los comportamientos de los estudiantes. Se observa que los valores de la agresión física y verbal postest
son menores en comparación con los pretest, lo que sugiere una disminución en estos comportamientos
agresivos tras la implementación del programa. Además, las pruebas para la hostilidad y la ira también
muestran una disminución en los estadísticos de Kolmogorov-Smirnov del pretest al postest, aunque todavía
permanecen significativos, lo que indica que, si bien hay mejoras, los cambios en la distribución de estos
comportamientos emocionales aún no alcanzan la normalidad. Esto podría reflejar una reducción en los
niveles de hostilidad e ira, aunque no de manera uniforme entre todos los participantes.
Debido a que los datos no cumplen una distribución normal, se aplica una prueba no paramétrica de Rangos
de Wilcoxon para hacer la contrastación de hipótesis.
Tabla 5. Prueba no paramétrica para la contrastación de hipótesis,
relacionadas con la eficiencia del programa en inteligencia emocional para la
reducción de la agresividad en la escuela.
La prueba indica que hay 19 rangos negativos, lo que significa que, en 19 casos, las puntuaciones de
agresión escolar en el postest fueron menores que en el pretest, sugiriendo una reducción en los niveles de
agresión. Estos rangos negativos tienen un rango promedio y una suma de rangos de 0.00, lo cual es inusual y
puede indicar que estos casos no contribuyeron significativamente a la reducción general observada.
Por otro lado, hay 29 rangos positivos, lo que significa que, en 29 casos, las puntuaciones de agresión escolar
en el postest fueron mayores que en el pretest. Sin embargo, es importante notar que estos rangos positivos
tienen un rango promedio de 16 y una suma de rangos de 288, lo que indica que estos cambios son más
prominentes y contribuyen significativamente a la evaluación general. Además, se observa que hay 24
empates, lo que significa que, en 24 casos, las puntuaciones de agresión escolar no cambiaron entre el
pretest y el postest.
El hecho de que la suma de rangos positivos sea considerablemente mayor que la de los rangos negativos,
junto con un número significativo de empates, sugiere que el programa de inteligencia emocional tuvo un
efecto positivo en la reducción de la agresión escolar en una parte sustancial de los estudiantes. La diferencia
en los rangos promedio y la suma de rangos indica que, en promedio, los niveles de agresión escolar
disminuyeron más frecuentemente que aumentaron, validando así la hipótesis planteada.
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CONCLUSIONES
Los resultados de la prueba de Kolmogorov-Smirnov sugieren que el programa de inteligencia emocional ha
tenido un impacto positivo en la reducción de la agresión escolar, tanto física como verbal, así como en la
hostilidad e ira de los estudiantes de primaria. La falta de normalidad en las distribuciones después de la
intervención podría reflejar la variabilidad individual en la respuesta al programa, indicando la necesidad de
ajustes personalizados para maximizar su efectividad. Este resultado es crucial ya que la agresión escolar no
solo afecta el bienestar inmediato de las víctimas, sino que también puede tener consecuencias a largo plazo,
incluyendo problemas de salud mental y disminución del rendimiento académico. La reducción de estos
comportamientos agresivos mediante intervenciones emocionales contribuye a crear un ambiente escolar
más seguro y propicio para el aprendizaje.
Los resultados de la prueba de Rangos de Wilcoxon apoyan la hipótesis de que el programa de inteligencia
emocional aporta de manera positiva a la reducción de la violencia en la escuela. Aunque hay variabilidad en
las respuestas individuales de los estudiantes, la tendencia general muestra una disminución significativa en
los niveles de agresión escolar después de la implementación del programa. Este hallazgo resalta la
efectividad del programa en mejorar el comportamiento de los estudiantes y reducir los incidentes de
violencia en el entorno escolar.
Aunque el programa mostró ser efectivo en gran parte de los estudiantes, es necesario una evaluación y
actualización continua para mejorar su efectividad, de manera que se ajuste a las necesidades particulares y
generales de los grupos de estudio.
La agresión escolar, si no se aborda adecuadamente, puede deteriorar significativamente el clima escolar,
afectando las relaciones entre estudiantes y entre estudiantes y profesores. La mejora en la autorregulación
emocional y las habilidades sociales de los estudiantes, facilitada por el programa de inteligencia emocional,
fomenta interacciones más positivas y reduce los conflictos. Esto no solo mejora el ambiente de aprendizaje,
sino que también promueve una cultura de respeto y empatía, esenciales para el desarrollo social y
emocional saludable de los estudiantes.
La agresión escolar está estrechamente relacionada con problemas sociales más amplios, como la
delincuencia juvenil, el abuso de sustancias y la perpetuación de ciclos de violencia. Al intervenir
tempranamente y reducir la agresión en el entorno escolar, se pueden prevenir estos problemas sociales a
largo plazo. Los estudiantes que aprenden a manejar sus emociones y a resolver conflictos de manera
pacífica tienen menos probabilidades de involucrarse en comportamientos delictivos y más probabilidades de
desarrollar relaciones interpersonales saludables en la adultez. Por lo tanto, la efectividad de los programas
de inteligencia emocional no solo mejora el ambiente escolar inmediato, sino que también contribuye a la
formación de ciudadanos responsables y empáticos, beneficiando a la sociedad en general.
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