I. INTRODUCCIÓN
La violencia contra la mujer no es una problemática nueva, esta ha estado presente de diferentes formas a
través de la historia, y hoy en día es considerado como un problema de salud pública [1], de manera que, la
atención a esta problemática debe de ser prioritaria a través de las instituciones del Estado. Algunos estudios
[2], encontraron una prevalencia de violencia física y sexual entre 65% a 71%, siendo considerado uno de los
índices más altos a nivel mundial. Asimismo, la violencia de pareja es la forma más común de violencia que
experimentan las mujeres y afecta al 30% de mujeres en todo el mundo; también se ha observado que el 38%
de todos los asesinatos de mujeres se relacionan con la violencia íntima. De igual modo, en las Américas, el
29,8% de las mujeres han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja. Estas cifras son
impactantes y reflejan la realidad cotidiana, que ha ido empeorando con los años [2].
La Organización Panamericana de la Salud [3] resalta que la violencia contra la mujer se incrementó durante
la pandemia, aumentando el estrés, la perturbación por las redes sociales, y el deficiente acceso a los
servicios, ha incrementado el riesgo de violencia contra la mujer y en el peor de los casos el feminicidio,
también se ha demostrado que las mujeres en relaciones abusivas tienen un alto riesgo de sufrir violencia
grave [4]. Por otro lado, Cabrales et al. [5], consideran a la violencia contra las mujeres como una forma de
violencia interpersonal y la definen como cualquier comportamiento que cause daño ya sea físico, psicológico
o sexual en una relación íntima o de pareja, incluyendo la violencia física (golpes con objetos, empujones,
asfixias, etc.), sexo forzado y otras formas de coerción sexual, abuso psicológico (intimidación, calumnias,
humillaciones continuas, insultos,, etc.) y diversas conductas dominantes con el objetivo de aislarla de sus
familiares y amigos.
Para el contexto peruano, el Instituto Nacional de Estadística e Informática [6], para el año 2021 señaló que
el 54,9% de las mujeres entre 15 y 49 años fueron víctimas de violencia familiar alguna vez en su vida por
parte de su pareja; además la Defensoría del Pueblo reportó 14523 denuncias y en los dos primeros meses
del 2023 la cifra superaba en un 15% con 2276 denuncias, datos que demuestran un alto índice de violencia
hacia la mujer. A través de los medios de comunicación se puede observar la cantidad de actos agresivos,
como jaloneos, gritos, golpes y celos que son normalizados por la sociedad peruana que trae como
consecuencias el deterioro de la salud conllevando a actos relacionados al feminicidio [1].
Con estas premisas, en este trabajo se ha analizado el impacto de la violencia en los hogares peruanos y los
posibles factores que incluyen para que exista una situación de este tipo en las familias, que logra influir de
manera preocupante en la mujer.
ISSN-E: 2542-3401, ISSN-P: 1316-4821
Universidad, Ciencia y Tecnología,
Vol. 28, Núm. 124, (pp. 59-66)
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II. DESARROLLO
La teoría de la unión traumática [7], explica el desequilibrio del poder y la intermitencia del abuso,
considerando que la mayoría de las víctimas de violencia persisten en relaciones tóxicas a pesar del abuso,
fortaleciendo las relaciones abusivas. Además, la teoría del ciclo de violencia [8], menciona que las víctimas de
violencia permanecen debido a la esperanza de un cambio en su agresor. Según Sumari [9], describió que
aquella violencia infligida hacia las mujeres por parte de su pareja es un significativo problema de salud
pública y una violación a sus derechos, puesto que no sólo afecta la salud mental - física de la agraviada sino
también la de sus hijos y/o parientes cercanos, estén o no expuestos a la violencia.
En relación con la violencia severa, se puede decir que es aquella que incluye el feminicidio consumado o con
tentativa, las agresiones con armas u objetos contundentes y otras modalidades de agresiones
potencialmente peligrosas para la vida de la mujer [10]. Así también, Cahui et al. [11], consideran que la
violencia severa es categorizada como violencia grave generando daños físicos y emocionales que atentan
contra su integridad física. Además, el índice de severidad identifica los diferentes niveles de violencia que
padecen las mujeres en general y los tipos de niveles que existen en este sentido, con la finalidad de
identificar el riesgo y sus variadas características [12].
Miaury-Vilca A. et al. Análisis de la violencia e índice de severidad hacia las mujeres